martes, 29 de septiembre de 2020

Vivir en Santidad

 

 

“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”

 

Hebreos 12:14

 

La santidad es el atributo que resume la excelencia y la perfección moral de Dios. La misma describe la ausencia total de tinieblas o pecados en Él. Es decir, Dios es totalmente puro.

La santidad aplicada a los cristianos implica el abandono del pecado en nuestras vidas para entregarnos, dedicarnos o consagrarnos al Señor con el fin de agradarle, obedecerle y servirle. La raíz del término hebreo, del cual de deriva la palabra santidad, puede traducirse como “apartar” y “brillo”. Esto significa que cada hijo de Dios debe vivir apartado del pecado para dedicarse a brillar ante el mundo con una vida de pureza moral y servicio al Señor (ver la meditación bíblica en el siguiente enlace El Dios Santo)

Una mirada a nuestro alrededor nos muestra que como nunca antes en la historia de la humanidad los valores morales y espirituales están en crisis. La corrupción avanza a pasos agigantados sobre toda la tierra, haciendo sus estragos en todas las esferas de la vida humana. Se puede apreciar en la cultura, la política, la economía, las religiones y en la sociedad en general. Tristemente, los efectos devastadores de la maldad de nuestro mundo están tocando a la puerta de las iglesias  y algunas le están permitiendo entrar.

Para la iglesia de Cristo la santidad no es una opción, no es una moda de los tiempos bíblicos, es un mandamiento del Señor de cumplimiento imprescindible. Dios dice claramente: “Sed santos porque yo soy santo” (Lv.11:44-45; 19:2; 1P.1:16), cuyas palabras son para todos sus hijos, en todos los lugares y en todos los tiempos. Esto nos lleva a firmar el siguiente principio: Es imprescindible que el pueblo de Dios viva en santidad. Ahora bien, ¿Por qué es imprescindible que el pueblo de Dios viva en santidad? Le comparto dos razones fundamentales:   


1.     Porque vivir sin santidad trae lamentables consecuencias


          Consecuencias en la esfera personal

En la Biblia se nos muestra que la falta de santidad en nuestra vida nos hace perder muchas de las mejores cosas que Dios nos otorga. Entre estas se pueden mencionar:

·         Se pierde la luz (1Jn1:6). La “luz” es una figura empleada en la Escritura para hablar de dos aspectos de vital importancia: La orientación y la pureza.

·         Se pierde el gozo (Sal.61:12).

·         Se pierde la paz (1Jn.3:4-10).

·         Se pierde el amor (1Jn.2:5).

·         Se pierde la comunión con Dios y nuestros hermanos (1Jn.1:3,6,7).

·         Ser pierde la fe (1Jn.3:19-22).

·         Se pierde la salud física y en algunos casos hasta la vida misma (1Co.11:30).



Consecuencias en la relación con Dios

El texto es bien claro cuando expresa: “Sin santidad nadie verá al Señor”. Cuando vivimos faltando a la santidad nuestra comunión con el Señor se quebranta. Esto trae consigo que nuestras oraciones no sean respondidas y dejemos de recibir las hermosas bendiciones que solamente Dios nos da.

En Deuteronomio capítulo veintiocho podemos comprobar que cuando el pueblo de Israel dejaba a un lado la santidad a Jehová para entregarse al pecado, la idolatría y otras prácticas paganas, venía maldiciones sobre la nación como enfermedades, plagas, sequías, derrotas militares, desesperanzas, fracasos matrimoniales y deportaciones a naciones gentiles.  


           Consecuencias en relación con los semejantes

La Palabra de Dios, y los muchos años de historia del cristianismo, reflejan que cuando se abandona la santidad tanto en el plano individual como en el colectivo, comienza a evidenciarse crisis en las relaciones humanas. Sin dudas, esta es la principal causa de las divisiones, pleitos, rencores, envidias, celos, entre otros pecados destructivos de las buenas relaciones.

 


2.     Porque vivir en santidad trae preciosos resultados

                 

               Resultados en la esfera personal

Contrario a lo expresado anteriormente, vivir en santidad nos permite disfrutar de la paz, el gozo, el amor, la comunión y las fuerzas que solamente nuestro Dios puede darnos.


         Resultados en relación con nuestro Dios

La santidad nos permite deleitarnos en una amistad cotidiana y sincera con nuestro Señor. También repercute en mantener una vida de oración profunda como la de nuestro Señor Jesucristo (ver más en el enlace Imitando a Cristo en su vida de oración), y en recibir respuestas a nuestras súplicas.

Por otra parte, cuando vivimos en santidad veremos las bendiciones del Señor llegar a nuestras vidas y no encontraremos palabras para agradecerle tantas muestras de amor y misericordia que no merecemos. Además, el Señor se encargará de hacer fructificar la obra que realizamos para Su gloria y, aunque vengan las pruebas, Él nos fortalecerá para que podamos experimentar que avanzamos “de triunfo en triunfo y de victoria en victoria”.  


          Resultados en relación con nuestros semejantes


Las relaciones serán cada vez más saludables y fructíferas. Se cumplirá lo que expresa el proverbio: “Cuando los caminos del hombre son agradable a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él” (Pr.16:7). En otras palabras, fluirá de manera natural el amor, la armonía y el servicio mutuo.



En resumen, es imprescindible que el pueblo de Dios viva en santidad, para disfrutar los preciosos resultados que solamente el Señor nos puede dar.

 

Pregunta para la discusión en grupos pequeños:

 

  1. Comparta con el grupo su criterio sobre las consecuencias de la falta de santidad actualmente en el mundo.
  2. Sugiera al grupo ideas e iniciativas, que puedan desarrollarse en nuestro contexto, para colaborar en el proceso de crecer en santidad como cristianos. 
  3. Mencione historias y textos bíblicos que confirmen que vivir en santidad trae preciosos resultados a nuestra vida como hijos de Dios.


Nos gustaría que nos dejara un comentario, pues quisiéramos continuar creciendo juntos en la vida cristiana.


 

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