lunes, 6 de abril de 2020

Más que tulipanes


 


La tragedia global que representa la Covid-19, ha sacado a la luz sentimientos y actitudes maliciosas albergadas en el corazón humano. Con tristeza hemos visto claras manifestaciones de egoísmo, insensibilidad, desprecio y hasta salvajismos en algunos casos. Lamentablemente, aquellos que viven sin Dios, sin fe y sin esperanza en el mundo, frecuentemente tienden a reaccionar de manera negativa ante crisis como estas. 

Afortunadamente, la misma tragedia que ha sacado a flote tales bajezas humanas, también ha estimulado los más valiosos sentimientos, actitudes y acciones de muchas personas alrededor del mundo.

En estos días captó mi atención, un reportaje que presentaba al dueño de un negocio de cultivo y venta de tulipanes en Washington, quién ante el desmoronamiento de las ventas decidió poner sus hermosas flores al servicio de todos aquellos clientes que quieran homenajear a los médicos, y a otros miembros del personal de salud, que se encuentran en la primera línea de combate contra la enfermedad. Esta iniciativa ha dado la oportunidad a estos clientes de convertir la práctica cotidiana de comprar flores para decorar sus hogares, en un hermoso gesto para alentar, reconocer y agradecer a los galenos.

Esta historia real que por estos días difíciles está aconteciendo, tiene que ver con algo mucho más profundo que regalar hermosos tulipanes. Se trata de mostrar las virtudes presentes en la vida de aquellos que se han reconciliado con Dios por medio de Jesucristo. Los cristianos estamos llamados a manifestar el amor y la misericordia de Dios al mundo que está inmerso en esta dolorosa pesadilla. En nuestros días, como nunca antes, debemos prestar atención a la Palabra de Dios, que nos exhorta:

“No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.” (Gá.6:9-10).

Aunque estamos conscientes de los riesgos propios de esta peligrosa pandemia, y de todas las precauciones que debemos tomar para evitar el contagio y la propagación, es necesario continuar cumpliendo el mandamiento de servirnos por amor los unos a los otros (Gá.5:13). En tal sentido, es de vital importancia continuar mirando al ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, quién definió el propósito de su venida a este mundo, diciendo: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” (Mr.10:45).

 

Finalmente, recodamos las palabras pronunciadas por Cristo al describir el juicio de las naciones:

 

“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí… de cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.” (Mt.25:34-36 y 40).

 

Que Dios en su inmensa misericordia, nos use para servir a todos aquellos que sufren los embates de esta pandemia global.  Los bellos tulipanes regalados, por ley natural se marchitarán; pero el servicio amoroso al necesitado puede ser la vía para la salvación de un alma. Seamos más que tulipanes en medio de tanta necesidad.


Nos gustaría que nos dejara un comentario, pues quisiéramos continuar creciendo junto a usted en la vida cristiana.