jueves, 25 de junio de 2020

Imitando a Cristo en el servicio







El concepto de servicio en el Antiguo Testamento, se refería a toda la actividad litúrgica que dirigían los sacerdotes y levitas en el santuario para rendirle culto a Dios (Ex.28:43; 39:1; Dt.18:1-5; 1S.2:18). Por otra parte, también en la antigüedad se confinaba el servicio a lo que ofrecía una persona a alguien de mayor rango (Gn.39:4; Ex.24:13; 2R.3:11). O sea, se consideraba que el servicio siempre se realizaba para alguien superior. El menor sirviendo al mayor invariablemente. Por tal razón, se consideraba correcto servir a Dios, pero deshonroso servir al prójimo que no estuviese en un lugar preponderante. Este pensamiento llegó a estar presente en judíos y griegos.

 Ahora bien, Cristo con su ejemplo y enseñanzas le dio al servicio un significado espiritual mucho más profundo. Por esta razón, debemos imitar a Cristo en su vida de servicio. Esto nos lleva a preguntarnos ¿Cómo era el servicio de Cristo que debemos imitar? El mismo se puede resumir en tres grandes aspectos:

 

Un servicio enfocado primeramente en Dios

 “El verdadero servicio que Cristo nos enseñó es el que nace de un corazón en plena comunión con Dios”. Lucas 10:38-42 nos presenta a Marta afanada en los quehaceres de la casa y en servir eficientemente a Jesús, mientras que María se sentó a los pies del Maestro para escuchar sus enseñanzas. Marta reclama que María la había dejado sola en sus labores, pero la respuesta de Cristo fue: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”. ¿Significa esto que Cristo no está de acuerdo con que nos esforcemos en servir a los demás? Por supuesto que no, pero si habla de un orden de prioridades delante de Dios. Nuestro servicio no significa mucho si descuidamos nuestra comunión con el Señor. Hablando de esta gran verdad alguien dijo: “a veces nos ocupamos tanto en la obra del Señor, que nos olvidamos del Señor de la obra”. En este asunto el orden de los factores si altera el producto. El verdadero servicio es un servicio enfocado primeramente en Dios.

 

Un servicio humilde y desinteresado

 “El verdadero servicio que Cristo nos enseñó es el mayor sirviendo al menor sin esperar nada a cambio”. Cristo desafío el concepto antiguo del menor siempre sirviendo al mayor. Filipenses 2:6-8 expresa: “siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo…y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Cristo expresó su propósito al venir a este mundo, diciendo: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mr.10:45). También podemos recordar la ocasión en que lavó los pies de sus discípulos, a quienes expresó: “Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Jn.1314:15). Sin dudas, el Mayor sirvió al menor.  

En cierta ocasión los discípulos discutían entre sí quien sería el mayor, ante lo cual Cristo aprovechó la ocasión para reafirmar de manera magistral esta gran verdad: “sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grande ejercen sobre ella potestad. Mas entre vosotros no será así, sino el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo” (Mt.20:25-27).

 

Un servicio entregado

“El verdadero servicio que Cristo nos enseñó es estar donde se encuentra la necesidad y los necesitados”. En Mateo 9:35 leemos: “Recorría Jesús” el verbo que usa el original griego denota una acción continúa, es decir, que Jesús persistía en recorrer las ciudades y aldeas para estar entre las personas y servirles. Basados en el ejemplo de Jesús podemos afirmar que el servicio no es para los que quieran una posición cómoda o lucir como superestrellas en la iglesia, sino para aquellos que se entregan en alma y cuerpo.

En este recorrido habitual Jesús iba haciendo tres cosas de vital importancia para el ministerio cristiano. (1) “Predicaba el evangelio del reino”, en este sentido hacía la función de un heraldo, trayendo un mensaje de suma importancia de parte del rey. Cristo proclamaba la verdad de Dios con toda seguridad, y poder del Espíritu, a un mundo que se encontraba en total oscuridad e incertidumbre espiritual. (2) “Enseñaba en las sinagogas de ellos”. Ofrecemos a las personas un servicio genuino cuando les enseñamos la Palabra de Dios sin adulterar, diluir, aguar o acomodar el contenido a los gustos y capricho de los oyentes. Tenemos que predicar la verdad tal y como es, aunque no sea popular en nuestros días. (3) “Sanar toda enfermedad y dolencia en el pueblo”. Es decir, que no se limitó a exponer y modelar las grandes verdades de Dios, sino que también tradujo el mensaje del amor divino  en buenas obras o acciones de ese amor. Una parte importante del ministerio de Jesús fue ocuparse en las necesidades de las personas a las que ministraba.


Debemos imitar a Cristo en su vida de servicio enfocado primeramente en Dios, humilde, desinteresado y totalmente entregado a los necesitados.  


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