Por. Abdiel y Leza
La rápida expansión de la
pandemia producida por el nuevo coronavirus, que causa la enfermedad que han
llamado Covid-19, nos está dejando múltiples lecciones que debemos considerar
seriamente. En tal sentido, es interesante notar que el SARS Co-V 2[1],
no hace diferencia entre los seres
humanos.
Cada día somos sorprendidos por
noticias de nuevos contagios entre personas de
renombre a nivel mundial. Entre estos se encuentra Boris Johnson, a pesar de su
fructífera carrera política que incluye el cargo de alcalde de Londres por ocho
años, posteriormente ministro de Asuntos Exteriores y primer ministro del Reino
Unido en la actualidad. También la esposa de Justin Trudeau, primer ministro de
Canadá; así como el reconocido cantante Placido Domingo, el famoso y multilaureado
actor norteamericano Tom Hanks y su esposa, el distinguido príncipe Carlos de
Gales y otros reconocidos políticos del mundo. En la lista que continúa
creciendo, figuran nombres de deportistas de alto rendimiento, destacados
músicos, médicos y muchas otras distinguidas personalidades de diversos ámbitos
en todo nuestro planeta.
Los efectos de esta pandemia están
echando por tierra las ideas desatinadas, malas actitudes y conductas erradas
de los seres humanos que, viviendo lejos de Dios, se ven a sí mismos como
superiores a los demás, poderosos e intocables al confiar en las cosas de este
mundo. Lamentable la situación actual demuestra que ni la fama, ni el dinero,
ni la fuerza física, ni la influencia política, ni la inteligencia, ni el nivel
educacional, ni los muchos títulos, ni el talento, ni ningún otro aspecto de
los que el ser humano hace gala, ha podido frenar el avance sobre la humanidad
de este peligroso enemigo microscópico.
Contrario a lo que muchos piensan
de sí mismos, la Biblia presenta claramente nuestra verdadera condición delante
de Dios. En Ella se destaca la fragilidad del ser humano debido a su naturaleza
pecaminosa (Job 7:17; Salmo 8:4). El Salmo 144:3 nos dice: “Oh Jehová, ¿Qué es el hombre, para que en él
pienses, o el hijo del hombre para que lo estimes?”. También es posible
comprender nuestra débil condición por medio de las figuras usadas en el
lenguaje bíblico, entre estas: (1) Somos polvo (Gn.2:7; 3:19; Ecl.3:20; 12:7).
(2) Somos un soplo (Job.7:7). (3) Somos como neblina (Stg.4:13-16). (4) Somos como la hierba del campo (Sal.37:2; 90:5-6;
103:15; Is.40:6-8; Stg.1:10; 1P.1:24). (5) Somos seres temporales o
transitorios (Sal.90:9b).
A pesar de la crisis global que
enfrentamos, que pareciera no tener una solución a corto plazo, afortunadamente
podemos acudir al realmente grande, fuerte, eterno y todopoderoso: el único y
verdadero Dios. Todos estos grandes atributos, sumados a su inmenso e indescriptible
amor y misericordia, se combinan para ayudarnos a caminar en medio del valle de
sombra de muerte, hacernos cruzar el mar sin ser devorados por sus aguas y
frenar una pandemia cuyos largos brazos están causando gran estrago a escala
mundial.
Ante esta verdad concluyente,
toda persona debería dejar de confiarse en sus fuerzas, capacidades y recursos,
para confiar plenamente en el único y verdadero Dios.
“Oh
Señor, ten piedad de nosotros; en ti hemos esperado. Sé nuestra fortaleza cada
mañana, también nuestra salvación en tiempo de angustia.”[2]
Nos gustaría que nos dejara un comentario, pues quisiéramos continuar creciendo junto a usted en la vida cristiana.
[1] Nombre
del nuevo coronavirus responsable de la Covid-19.
[2] Biblia
de estudio –LBLA. La Habra, California: The Lockman Foundation, 2000.
La realidad al día de hoy (20 de agosto). Dos personas cercana han fallecido, mi hermano mayor y un amigo por causo de Covid-19. Gracias que Dios es nuestra fortaleza.
ResponderEliminarEstimado Francisco realmente lamento escuchar del fallecimiento de su hermano y de su amigo. Oraremos para que el Señor le consuele y le de la paz que solamente Él puede dar en medio de una experiencia tan difícil. Bendiciones.
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