Pedro compara el desarrollo del cristianismo histórico, y la vida cristiana individual, con la construcción de un edificio. El mismo debe edificarse paso a paso y poniendo el más fuerte, estable, seguro y perdurable cimiento como fundamento. Es interesante que en las construcciones de aquella época, lo primero que se hacía era colocar bien firme en la tierra una gran piedra (que le llamaban “la piedra principal”), la cual le daba sostén y solidez a los cimientos, y por ende, a todo el edificio.
Esta idea fue usada por Dios mismo en la antigüedad para hablar de su obra (Is.28:16; Sal.118:22), y trasmitida a través de los profetas, la cual Pedro como buen judío conocía bien. También había escuchado a su gran maestro Jesucristo usar esta ilustración en una parábola relacionada con la obra que había venido a realizar en este mundo (Mt.21:42). El propio Pedro había usado estas palabras frente al Sanedrín cuando era acusado por predicar el evangelio (Hch.4:11). La realidad es que sobran razones para que el autor usara esta ilustración en su carta.
Pedro quería hacer reflexionar a sus destinatarios sobre la importancia de crecer sobre un fundamento sólido y saludable. Por todo lo anterior podemos afirmar: debemos edificar nuestra vida sobre el fundamento seguro de Jesucristo. Ahora, ¿Cómo describe el apóstol Pedro a Cristo como el fundamento seguro sobre el cual edificar nuestra vida? Básicamente el autor de esta carta describe a Cristo como fundamento seguro por medio de dos ilustraciones alrededor de una piedra:
1. Cristo como fundamento seguro es una piedra viva, escogida y preciosa
a.
Cristo como la Piedra Viva
b.
Cristo como la Piedra Escogida
Precisamente el término “mesías” con que se le denomina en el Antiguo Testamento y “Cristo” en el Nuevo Testamento” significa escogido. Dios le escogió porque era necesario que alguien con el mismo amor del Padre Celestial fuera nuestro sustituto para que la justicia de Dios quedara satisfecha, y realmente no hay otro fuera de Cristo con esta clase de amor infinito.
c.
Cristo como la Piedra Preciosa
La palabra preciosa la usamos comúnmente en nuestro idioma para denotar algo bonito, bello o hermoso, pero en realidad “precioso” viene de “precio”. Tiene que ver con algo de mucho valor o de un alto precio. Podemos afirmar que Cristo es la Piedra Preciosa porque tiene un inmenso valor al entregar lo más grande que alguien tiene en este mundo: la vida, y aún más grande cuando recordamos que lo hizo por amor a nosotros que no somos merecedores de su gracia.
2. Cristo como fundamento seguro es la principal piedra del ángulo
En la arquitectura moderna se le llama “piedra del ángulo” a la que se pone en la base de una esquina para unir dos muros, la cual representa el fundamento sobre el que se sostiene todo el edificio. Esto nos recuerda que Cristo unió a judíos y gentiles en un solo pueblo que es la iglesia. Sobre el fundamento de Cristo quedaron unidos analfabetos y eruditos, pobres y ricos, blancos y negros como una gran familia espiritual.
Algunos comentaristas piensan que en este pasaje se refiere a la “piedra clave del arco”, la cual se colocaba para completar el arco, mantener la cohesión (unidad) y darle consistencia. Sin dudas, Jesús es la fuente de la unidad en la iglesia y de la solidez de la misma.
Por otra parte, otros creen que es una referencia a la última piedra que se colocaba en una pirámide, que era la piedra cimera y más elevada de la edificación. Además, la forma de la misma determinaba la forma de toda la pirámide. Esto nos hace pensar que el carácter de la iglesia tiene que ser el más elevado como el de Cristo. Una iglesia que no viva, enseñe y practique lo que Cristo hizo no debería llamarse iglesia de Cristo.
Es interesante que el versículo siete nos dice que “la piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser la cabeza del ángulo”. En tal sentido debemos recordar que los judíos edificaron sobre la Ley, la cual se había convertido en un yugo o esclavitud, llena de rituales, de ceremonias y que lamentablemente atiborraron de tradiciones e hipocresía. Ciertamente, los judíos desecharon a la piedra que es Cristo y trataron de eliminarlo crucificándolo, pero el vino a ser la piedra principal al resucitar poderosamente de entre los muertos. La realidad es que nadie pudo alcanzar la salvación por medio de la Ley, nadie pudo cumplirla en su totalidad excepto Cristo mismo. Aunque los judíos no han querido aceptarlo, solamente hay salvación eterna, libertad del pecado, reconciliación con Dios a través de Jesucristo.
A pesar de que
muchos a lo largo de la historia lo han rechazado, y hasta intentado
inútilmente crear un nuevo hombre sin Dios, Cristo sigue siendo la principal
piedra del ángulo que reconcilia al hombre perdido con Dios, que transforma la
vida para bien, que hace al verdadero hombre o mujer nuevos y que llena el
corazón de su paz sin igual.