Una de las acepciones del término crecimiento es: “Aumento imperceptible y gradual del tamaño del organismo de un ser vivo hasta alcanzar la madurez”[1]
Específicamente, el crecimiento humano
es el proceso mediante el cual los seres humanos aumentan su tamaño y
se desarrollan hasta alcanzar la forma y la fisiología propias de su estado de
madurez. Tanto el aumento de tamaño como la maduración dependen de que exista
un aporte adecuado de sustancias nutritivas y de vitaminas, y de que se
produzcan las distintas hormonas necesarias.[2]
Es interesante que la Biblia compara el crecimiento físico con el espiritual. Así como un niño nace un día en este mundo, nosotros nacimos espiritualmente a partir de nuestra reconciliación con Dios por medio de Jesucristo. Asimismo, como un niño continúa en un proceso de crecimiento y desarrollo hasta alcanzar la plena madurez, los creyentes en Cristo estamos llamados a continuar creciendo hacia la madurez espiritual.
Esto lo podemos corroborar en los siguientes pasajes
bíblicos:
“Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en cuanto
a la malicia y maduros en cuanto al modo de pensar” (1Co.14:20)[3].
“Acerca de esto tenemos mucho que decir, pero es difícil de explicar,
por cuanto os habéis hechos tardos para oír. Debiendo ser ya maestros después
de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuales son los
primeros rudimentos de la Palabra de Dios; y habéis llegado a ser tales, que tenéis
necesidad de leche y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la
leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño. El alimento
sólido es para los que han alcanzado madurez…” (He.5:11-14).
“Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada,
para que por ella crezcáis para salvación…” (1P.2:2).
Ahora bien, es importante tener en cuenta un principio
básico sobre el crecimiento espiritual:
El crecimiento hacia la madurez espiritual debe ser integral.
Cuando usamos el apellido integral,
estamos haciendo referencia a crecer en todas las áreas para gozar de un crecimiento
espiritual saludable. Algunas de estas áreas son:
El área de las relaciones
· Crecer en la
relación con Dios. Esta es la base
fundamental del crecimiento espiritual. Nuestro Señor Jesucristo fue claro al
expresar: “Yo soy la vid, vosotros los
pámpanos; el que permanece en mí y yo en él, este lleva mucho fruto, porque
separados de mi nada podéis hacer” (Jn.15:5).
· Crecer en las
relaciones familiares. Todos sabemos que
abundan las crisis en las relaciones matrimoniales, entre padres e hijos, entre
hermanos y demás miembros de la familia. Sin embargo, la Biblia está llena de profundas
enseñanzas y sabios consejos para mejorar esta área (Ef.5:21-33, 6:1-4; Col.3:18-21; 1P.3:1-7).
· Crecer en las
relaciones con nuestros hermanos en la fe. A lo largo de todo el Nuevo Testamento encontramos muchísimos pasajes
con mandamientos encaminados a fortalecer las relaciones entre los cristianos.
El factor común de estos mandatos es la expresión “unos a otros”. En tal sentido, se nos ordena a amarnos (Ro.12:9-10;
1P.1:22-23; 1Jn.2:9-11, 3:18; 4:7, 11-12, 20-21; He.13:1; 1Ts.4:9-10), a honrarnos (Ro.12:10; Fil.2.3-4), a saludarnos (Ro.16:3-6,16; 1Co.16.20; 2Co.13:12;
1Ts.5:26; 1P.5.14), a servirnos (Gá.5:13),
a animarnos (1Ts.5:11), a apoyarnos
en oración (Stg.5:16; Ef.6:18), a
soportarnos (Ef.4:2) y a perdonarnos
(Ef.4:32; Col.3:13).
El área de la conducta
Esta era un área en la que apenas habían crecido los creyentes de la
iglesia de Corinto, por lo cual el apóstol Pablo les dice las siguientes
palabras:
“De manera que yo, hermanos, no pude hablaros
como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a
beber leche, y no vianda, porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía,
porque aun sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y
disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?” (1Co.3:3:1-3).
La realidad es que existen algunos cristianos que son muy activos en los
programas de la iglesia e incluso exhiben un gran conocimiento bíblico, pero
son niños inmaduros en cuanto a la manera de conducirse.
El área del conocimiento de Dios
El apóstol Pedro exclamó: “Creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y
Salvador Jesucristo” (2P.3:18). También
el apóstol Pablo habló sobre el tema, diciendo: “Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando
fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios” (Col.1:10).
En ambos pasajes se usa el término griego epinozco, para hacer referencia al conocimiento
de Dios, que viene de arriba, que llena la vida de sabiduría, que nos enseña a conducirnos
y tomar las mejores decisiones, el que es liberador y transformador. Como Cristo dijo: “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.
El área del servicio o ministerio
En la primera carta a los Corintios podemos leer la siguiente exhortación: “Así
que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del
Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1Co.15:58).
Nuestro trabajo en el Señor hace referencia al ministerio al cual Dios
nos ha llamado. Por tal razón, crecer en esta área guarda relación directa con el
desarrollo de los dones que el Espíritu Santo nos ha dado, en función de
cumplir las tareas que el Padre Celestial nos ha encomendado.
Que nuestro Dios en su misericordia nos ayude a crecer integralmente
hacia la madurez espiritual.
Nos gustaría que nos dejara un comentario, pues quisiéramos continuar creciendo junto a usted en la vida cristiana.
[1]
Encontrado en el Diccionario de Búsqueda de Google.
[2]
"Crecimiento
humano." Microsoft® Encarta® 2009
[DVD]. Microsoft Corporation, 2008.
[3]
Todos los textos bíblicos son tomados de Reina-Valera 1960.
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