A causa de la rápida y peligrosa expansión del nuevo
coronavirus por todo el mundo, la mayoría de los países han adoptado el aislamiento social como una de las principales
medidas para evitar el contagio. La estrategia sanitaria de quedarse en casa el
mayor tiempo posible, está trayendo consigo las más variadas iniciativas de
parte de muchos. Hemos visto músicos, y hasta orquestas completas ejecutando
bellas piezas, haciendo uso de la magia del internet cada uno desde su hogar. Algunos
firman videos para subir a las redes sociales, o a YouTube, con consejos útiles
para este momento complejo, demostraciones deportivas entre cuatro paredes,
graciosos y mucho más. Incluso, torneos de ajedrez a la distancia entre figuras
de talla mundial.
La realidad es que el aislamiento social nos ha
impuesto un stop, en el acelerado ritmo habitual de nuestras vidas. Ahora
tenemos “más horas” para pensar en aquellas cosas valiosas que, por la
agitación de cada día, apenas meditamos en ellas. Aunque el motivo de este
aislamiento es una peligrosa pandemia, el bajar la intensidad de nuestras
actividades habituales, es una oportunidad para reordenar nuestras prioridades
y pensar más profundamente en todo aquello que por su naturaleza, debería tener
mayor importancia en nuestras vidas.
Permanecer en la casa día tras día hasta nuevo
aviso, debido a la difícil situación pandémica de la actualidad, no es
necesariamente sinónimo de dejar las horas correr sin sacarle provecho alguno. El
consejo del apóstol Pablo a los cristianos de Éfeso, continua vigente: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no
como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son
malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad
del Señor.” (Ef.5:15-17).
Una de las mejores maneras de aprovechar bien el
tiempo en estos “días malos”, es buscando más profundamente al Señor. Comúnmente
los cristianos nos quejamos de no tener suficiente tiempo para mantener un
significativo tiempo devocional, por la inmensa carga de responsabilidades que
tenemos. Esta es una buena ocasión para poner en práctica con más vigor, la
exhortación de Cristo: “Escudriñad las Escrituras; porque a
vosotros os parece que ella tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan
testimonio de mí” (Jn.5:39). También para acercarnos más
confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia
para el oportuno socorro (He.4:16). Sin
duda, estos días son una oportunidad para “orar
en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ella con
toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Ef.6:18).
Que
el Señor nos ayude a sacar el mejor provecho del tiempo, aún en medio de esta
pandemia global.