jueves, 9 de abril de 2020

Oportunidades en medio de la tragedia



 

A causa de la rápida y peligrosa expansión del nuevo coronavirus por todo el mundo, la mayoría de los países han adoptado el aislamiento social como una de las principales medidas para evitar el contagio. La estrategia sanitaria de quedarse en casa el mayor tiempo posible, está trayendo consigo las más variadas iniciativas de parte de muchos. Hemos visto músicos, y hasta orquestas completas ejecutando bellas piezas, haciendo uso de la magia del internet cada uno desde su hogar. Algunos firman videos para subir a las redes sociales, o a YouTube, con consejos útiles para este momento complejo, demostraciones deportivas entre cuatro paredes, graciosos y mucho más. Incluso, torneos de ajedrez a la distancia entre figuras de talla mundial.     

La realidad es que el aislamiento social nos ha impuesto un stop, en el acelerado ritmo habitual de nuestras vidas. Ahora tenemos “más horas” para pensar en aquellas cosas valiosas que, por la agitación de cada día, apenas meditamos en ellas. Aunque el motivo de este aislamiento es una peligrosa pandemia, el bajar la intensidad de nuestras actividades habituales, es una oportunidad para reordenar nuestras prioridades y pensar más profundamente en todo aquello que por su naturaleza, debería tener mayor importancia en nuestras vidas.  

Permanecer en la casa día tras día hasta nuevo aviso, debido a la difícil situación pandémica de la actualidad, no es necesariamente sinónimo de dejar las horas correr sin sacarle provecho alguno. El consejo del apóstol Pablo a los cristianos de Éfeso, continua vigente: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.” (Ef.5:15-17).  

Una de las mejores maneras de aprovechar bien el tiempo en estos “días malos”, es buscando más profundamente al Señor. Comúnmente los cristianos nos quejamos de no tener suficiente tiempo para mantener un significativo tiempo devocional, por la inmensa carga de responsabilidades que tenemos. Esta es una buena ocasión para poner en práctica con más vigor, la exhortación de Cristo: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que ella tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Jn.5:39). También para acercarnos más confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (He.4:16). Sin duda, estos días son una oportunidad para “orar en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ella con toda perseverancia y súplica por todos los santos(Ef.6:18).   

 Por otra parte, este es un buen momento para compartir de manera más significativa con nuestra familia. Que hermoso sería que al cabo de los años nuestros hijos, aunque no recuerden el nombre del virus causante de este prolongado encierro en nuestras casas, siempre lleven consigo los más gratos recuerdos de sus padres en esos días sombríos. Que recuerden las enseñanzas bíblicas, las oraciones por los enfermos en el mundo entero y los médicos que les atienden, las conversaciones, las sonrisas y el cariño recibido.    

 Finalmente, aproveche las circunstancias para hacer algunas de esas actividades que tanto anhela, pero la tiranía de la urgencia de otras tareas se lo han impedido. Escribir artículos, reflexiones, estudiar un tema, algún pasaje o un libro de la Biblia, escribir las bases para un nuevo ministerio o algún proyecto, organizar la casa o sus archivos, aprender cualquier otra cosa que sea útil para el resto de su vida y, sobre todo, aquellas cosas que aporten al cumplimiento del propósito de Dios para usted.

 

Que el Señor nos ayude a sacar el mejor provecho del tiempo, aún en medio de esta pandemia global.

 


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