viernes, 24 de julio de 2020

Salmo 24: “El Dios santo”




La mayoría de los comentaristas bíblicos coinciden al plantear que este Salmo fue escrito para el evento del traslado de regreso del arca a la ciudad de Jerusalén (2Sm.6:1-20; 1Cr.13,15). Esto fue un motivo de adoración solemne y gozosa. Según se plantea, después de aquella ocasión la poesía continúo usándose en fiestas sagradas de la nación, siendo cantado antifonalmente (el director decía una frase y la congregación al unísono respondía con otra).

 Ahora bien, como el propósito de esta poesía fue desde su origen rendirle reconocimiento y adoración al único Dios, su contenido principal se centra en 2 grandes aspectos: (1) Declarar quien es el Dios que adoramos. Por esta razón, en los versículos 1 y 2 es presentado como el Dios Soberano, Señor del universo y Dueño por derecho de creación, y en el versículo 3 como el Dios Santo. Algunos teólogos plantean que la santidad de Dios es el atributo que resume todos sus atributos morales. De hecho, es el único que se repite tres veces acompañando su nombre. (2) Aclarar como sus hijos pueden acercarse al Dios Santo para rendirle adoración. En otras palabras: Porque Dios es perfectamente santo, demanda santidad en la vida de sus hijos.  El salmista nos presenta varias características que están presentes en un hijo de Dios que anda en santidad:  


Un hijo de Dios anda en santidad cuando tiene manos limpias

En la ley Mosaica encontramos muchas referencias al lavamiento con agua de las manos, los pies, todo el cuerpo y los vestidos, después de haber tocado cualquier cosa inmunda. Varios siglos después encontramos a los fariseos haciendo un sobre énfasis en ciertos rituales sobre el lavamiento de las manos antes de comer. En esta secta la práctica no tenía un sentido higiénico sino ceremonial, lo cual fue agregado por los ancianos como una tradición por encima de lo que la ley contemplaba. Sin embargo, a pesar de levarse las manos siete veces ante de las comidas, no podían considerarse hombres de “manos limpias” delante de Dios. (Mt.15:1-14).

“Manos limpias” es una expresión figurada para hablar de que nuestros actos o acciones tienen que ser siempre correctos y transparentes antes los ojos de Dios. La frase subrayada es importante en nuestros días, pues el mundo postmoderno hace un marcado énfasis en el relativismo filosófico y moral. En otras palabras, se plantea que no existe una verdad absoluta que pueda definir para todos los seres humanos de todos los tiempos lo que es correcto o incorrecto. Es decir, que no hay hombres de manos limpias y otros de manos contaminadas porque todo depende del punto de vista de cada cual. Esto concepto peligroso tristemente ha influido la vida de muchos cristianos que están contaminando sus manos con el pecado, y a la vez justificando dichos actos con razonamientos humanos. Este relativismo no funciona con el Dios soberano que es Santo, Santo, Santo y demanda santidad en la vida de sus hijos.


Un hijo de Dios anda en santidad cuando tiene un corazón puro

La Palabra de Dios hace énfasis en la importancia de mantener un corazón puro (Sal.7:9-10; 66:18-19; Pr.4:23; Mt.5:8). Esto es necesario porque cuando el corazón no es puro, no hay santidad en nuestras vidas y esto trae consecuencias trágicas (Gn.6:5-8; 1R.11:1-4; Mt.15:15-20). Algunos se conducen de manera correcta externamente, pero la intención o motivación interior no es pura. Recordamos que Cristo les dijo a los fariseos: “hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: este pueblo de labios me honra; más su corazón está lejos de mí” (Mt.15:7-9).


Un hijo de Dios anda en santidad cuando no ha elevado su alma a cosas vanas

En el Antiguo Testamento vanidad es la traducción de una palabra que significa: “un soplo de aire con la boca”, el cual da la idea de vacío insustancial, algo que carece de contenido sólido, de valor, de utilidad y que es transitorio o pasajero. O sea, todas aquellas cosas que ofrece este mundo que son contrarias al eterno Dios, cuya plenitud es imposible describir con palabras humanas.

 Específicamente en el contexto del Antiguo Testamento algunas de las cosas más conocidas que se consideraban vanidades son: (1) La idolatría (Is.41.29; 44:9-20; Sal.115:3-9). (2) Las enseñanzas de los falsos profetas (Jr.23:16). (3) Los ofrecimientos ilusorios y pasajeros de este mundo para desviarnos del verdadero Dios. Recordamos a Salomón, quien experimentó cuanta cosa quiso en este mundo, sin embargo, siendo un anciano escribe el libro de Eclesiastés para decirnos: “vanidad de vanidades todo es vanidad”, cuando se vive lejos de Dios. Él veía como vanidad poner la búsqueda de más conocimiento como el objetivo principal de la vida (Ecl.1:16-18), la alegría por medio de ciertos placeres como la ingestión de bebidas alcohólicas y la promiscuidad sexual (2:1-3; 9:9), aspirar a posiciones de poder (4:13-16), entre otras.      


Un hijo de Dios anda en santidad cuando no ha jurado con engaño

 El juramento en la antigüedad era una solemne apelación a Dios para ser testigo de un pacto, o confirmar la verdad de un dicho (Gn.21:23-24). Esto fue autorizado dentro de la Ley (Dt.6:13), pero era altamente condenado si se hacía con engaño (Lv.19:12). Lamentablemente, a pesar de estar prescrito con toda claridad en la Ley, se hizo común el juramento engañoso. Entonces encontramos siglos después a Cristo estableciendo una norma mucho más alta de integridad espiritual para sus hijos (Mt.5:33-37). De cualquier manera el énfasis en el Salmo veinticuatro no es tanto el juramento mismo, sino su apellido “con engaño”. El engaño en la vida de un hijo de Dios es una falta grave, es dejar el camino de santidad y ofender al Dios Santo. Aunque es cierto que decir la verdad en todo momento conlleva un precio a pagar, también es seguro que la mentira acarrea consecuencias más grandes y dolorosas.


En resumen, porque Dios es perfectamente santo, demanda santidad en la vida de sus hijos.



Nos gustaría que nos dejara un comentario, pues quisiéramos continuar creciendo junto a usted en la vida cristiana.


jueves, 23 de julio de 2020

Salmo 23: “El Dios Proveedor”






Aunque David era un anciano cuando escribió el Salmo 23, en esta preciosa poesía comparte sus experiencias como pastor de ovejas en su juventud. La misma se centra en la provisión de Dios aún en las más difíciles circunstancias de la vida. Por esta razón, podemos expresar el siguiente principio: Dios es nuestro completo proveedor. Al respecto cabe preguntamos ¿Por qué Dios es nuestro completo proveedor? Este Salmo responde a esta pregunta comparando a Dios con dos figuras del contexto antiguo:


Dios es nuestro completo proveedor porque es nuestro pastor

“Jehová es mi pastor”. David está usando literalmente la figura de un pastor de ovejas de los campos de Israel. Además de su experiencia personal, gran parte del contexto en que se escribe la Biblia es rural, pastoril y campestre. Por esa razón, en varias ocasiones Dios es presentado como el “Pastor de Israel” (Sal.80:1; Jer.31:10). Posteriormente, Cristo se presenta así mismo como “el Buen Pastor”. (Jn.10:11-16).

Al exclamar “Jehová es mi pastor”, el salmista se consideraba una oveja de su redil. En la Biblia esta figura se usa para hablar de los genuinos hijos de Dios. Por otra parte, como todo buen pastor se ocupaba en proveer para cada necesidad de sus ovejas indefensas, así Jehová era para el salmista, y es para nosotros, el completo proveedor. Por esto dice: “Jehová es mi pastor; nada me faltará”. Esta expresión tiene que ver con las necesidades reales y básicas para el sustento diario, no así con todos los caprichos y antojos que nos llevan a desear cosas que realmente no necesitamos.

Después continúa con una serie de expresiones que argumentan porque que nada le faltaría: “en lugares de delicados pastos me hará descansar”. Los pastores se esforzaban aun en el duro invierno, para garantizar la mejor alimentación posible de sus ovejas. De la misma manera Jehová como nuestro pastor no sólo nos provee nuestro alimentó físico, si no que nos garantiza la mejor alimentación y descanso espiritual, tanto en medio de un desierto de preocupaciones, como en medio de una tormenta de problemas (Sal.94:12-13; Éx.33:12-15; Mt.11:28-30).

Continúa diciendo: “Junto a aguas de reposo me pastoreará”. Cuando se lleva a un rebaño de ovejas a un río cuyas aguas corren muy rápido, estas se asustan y no beben lo suficiente para calmar su sed. Por esto era necesario llevarlas a lugares donde el agua estuviera tranquila. En toda la Biblia el agua tranquila y cristalina se usa como figura o símbolo de aquello que produce verdadera paz en nuestras vidas, a través de lo cual Dios nos pastorea, como por ejemplo: (1) Cristo (Jn.4:13-14). (2) El Espíritu Santo (Jn.7:37-39). (3) La Palabra de Dios (Is.55:10-11; Am.8:11).

“Confortará mi alma”. El término “confortará” en el original significa “hacer volver o regresar”. Esto quiere decir que cuando nos hemos extraviado, nos hará regresar por medio de su Espíritu Santo a su camino. Si volvemos heridos nos curará las heridas y nos cargará en sus brazos de amor. Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre”, lo cual significa que nos guiará por caminos de rectitud o santidad, para ser consecuente con su propia naturaleza de amor, misericordia y santidad.

“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo”. Valle de sombra de muerte, era un tipo de valle común en aquellas regiones, una especie de cañada rodeada de elevaciones rocosas las cuales eran muy angostas y peligrosas, pues podían estar asechando asaltantes o animales salvajes. Al pasar por allí con el rebaño, los pastores tenían que salir en defensa de sus ovejas en caso de ataque. De la misma manera, Dios como nuestro pastor nos provee de protección cuando andamos en diversos peligros. La realidad es que no tenemos temor, no por causa de nuestra gran valentía, sino porque “tú estarás conmigo”. En medio de los valles de sombra de muerte de nuestras vidas, podemos repetir con el salmista “tu vara y tu cayado me infundirán aliento”. Si una oveja se apartaba del camino en aquel lugar tan peligroso, rápidamente sentía el cayado del pastor haciéndola volver. Esto mismo hace el Espíritu Santo cuando nos reprende, redarguye y nos trae de regreso al camino.


Dios es nuestro completo proveedor porque es nuestro anfitrión

Reafirmando la idea de Dios como nuestro completo proveedor, el salmista lo compara con un anfitrión que ha preparado un gran y delicioso banquete para que sus hijos disfruten. “Aderezas mesas delante de mí, en presencia de mis angustiadores”. El término “aderezas” significa adornar con exquisitez una mesa, para recibir invitados muy especiales y queridos. Esta expresión es una comparación con las incomparables bendiciones de Dios para nuestras vidas. Es importante destacar que en aquellos tiempos cuando alguien preparaba un banquete y traía a sus invitados, no permitía que fuera molestado ni atacado. Por eso dice “en presencia de mis angustiadores”. Es decir, que podemos ver y disfrutar las bendiciones de Dios a pesar de estar inmersos en pruebas y dificultades.

“Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebozando”. Ambas expresiones hablan de una misma idea, pues en medio de los banquetes los anfitriones derramaban el aceite (era una especie de perfume de la época) sobre sus huéspedes para traerles gozo, alegría y disfrute; y les rellenaban la copa para que no les faltara el vino con que acompañaban la comida. La idea es que nuestro Dios provee el verdadero gozo y la plena satisfacción a nuestras vidas.

La poesía cierra con broche de oro al decir: “Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida”. Por todo lo anterior, deberíamos unirnos al salmista en su última expresión: y en la casa de Jehová moraré por largos días”.


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miércoles, 22 de julio de 2020

El Salmo 8: “El Dios soberano sobre la creación”





El salmista comienza con una exclamación bien significativa: “¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!”. En la misma se destacan varios aspectos de la persona de Dios:

·        ¡Oh Jehová, Señor nuestro…! El autor prefirió comenzar usando el nombre con el cual Dios mismo se reveló a su pueblo, que en el original es “Yahvé” derivado de la raíz del verbo “ser”, por lo que se traduce como “El que es”. El Señor mismo se reveló a Moisés como “Yo soy el que soy”, en otras palabras “el que fue, el que es, el que será, el eterno presente”. Por lo tanto, este nombre nos habla de su eternidad y de su autonomía, que combinados se le conoce como el atributo de la soberanía de Dios. El es el Rey, el Dueño y el Señor, por lo cual ejerce libremente su voluntad soberana.

·         (2) ¡…Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! El término “glorioso” que se emplea en el hebreo original significa “amplio o grande”. El salmista estaba destacando la grandeza incomparable del soberano Dios. La expresión “es tu nombre”, nos recuerda que el nombre de Dios era tan respetado en la nación de Israel que llegó a ser sinónimo de Su presencia misma (Éx.20:7; Dt.12:11; Sal.20:1). Después agrega la frase “en toda la tierra”. Independientemente de que el pueblo de Israel era muy nacionalista, y de estar rodeados de muchos pueblos paganos que adoraban a sus “propios dioses”, ellos reconocían que la grandeza y soberanía de Yahvé era tal que transcendía todas las fronteras y era para todos los pueblos del mundo.

 Ahora bien, a pesar de lo evidente de la existencia del único y verdadero Dios, desde la antigüedad hasta nuestros días hay quienes persisten en continuar negándole y rechazándole. Por tal razón, el salmista dirige nuestra atención a varios elementos que demuestran la realidad del Dios grande y soberano, los cuales nos permiten afirmar que: Es posible ver la grandeza y soberanía de Dios a través de su creación.  Según el Salmo 8 esto puede lograrse observando tres aspectos de la creación:


Es posible ver la grandeza y soberanía de Dios observando la creación del universo

Dos expresiones del Salmo confirman esta verdad: “Has puesto tu gloria sobre los cielos” y “cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste…”. Una ilustración que muestra la gloria del Señor sobre los cielos es la Vía Láctea, la cual aunque sea difícil de entender es una pequeña subdivisión dentro del universo creado. La misma está formada por millones de millones de estrellas (Gn.1:16-18; 15:5-6; Job.38:4-7; 1Co.15:41). Es interesante que para medir la distancia a la que está cada una de la tierra, o entre ellas, hay que usar la medida conocida como “años luz” (La luz viaja a un promedio de 300 000 kilómetros por segundo y en un año recorre 9.46 billones de kilómetros -esta última cifra es la unidad a partir de la cual se comienza a medir). En tal sentido, es asombroso saber que las distancias son de miles de años luz, y todo esto solamente dentro de la Vía Láctea. Los científicos han calculado que para contar las estrellas solamente de la Vía Láctea, a una por segundo, nos tomaría 2500 años para hacerlo.

 Por otra parte, dentro de la Vía Láctea se encuentra nuestro sistema solar. Dice la comunidad científica que la proporción del sistema solar en el interior de la Vía Láctea, es como una moneda de veinticinco centavos dentro del continente americano. Por lo tanto, la tierra parece dentro de la Vía Láctea una partícula de polvo. Conociendo esto, ¿Podemos imaginar lo que significa que existen miles de millones de Galaxias como la Vía Láctea? No caben dudas, que Dios puso su gloria sobre los cielos, los cuales son un testimonio que cuenta Su grandeza, majestad y soberanía.


Es posible ver la grandeza y soberanía de Dios observando la creación del hombre

El ser humano en su rebeldía contra Dios, ha tratado de explicar el origen del hombre por medio de teorías creadas en su mente carnal (teorías que no han podido ser demostradas). Este es el caso de la “teoría de la evolución” expuesta por Charles Darwin, la cual es el resultado de la imaginación y especulación de este hombre que se trató de convencer así mismo de tal creencia. Contrario a esto la Biblia no intenta demostrar el origen del hombre, sino que afirma con toda autoridad: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…” (Gn.1:26). Podemos ver la grandeza y soberanía de nuestro Dios al crear al hombre como un ser especial y distinto al resto de los seres vivos que habitan sobre la faz de la tierra. Es decir, que el hombre no es un animal superior o más sofisticado que está a la cabeza de la cadena evolutiva, sino el resultado de la creación directa y especial de Dios. La coronación de gloria y honra tiene una relación directa con la imagen y semejanza de Él en nosotros. Algunas de las implicaciones que tiene la misma que hace al hombre distinto y superior al resto de los seres vivos sobre el planeta son su racionalidad, su espiritualidad, su capacidad moral, su responsabilidad para trabajar y administrar en la creación, su potencialidad expresada en habilidades y su sentido de eternidad. Ahora bien, es muy importante que cada ser humano viva consciente que de la vida, y todo lo bueno que pueda poseer, se le debe a nuestro Dios creador.


Es posible ver la grandeza y soberanía de Dios observando la redención del hombre caído

Dios continúo amando al ser humano a pesar de la triste caída en pecado, y del consecuente alejamiento de Él. El Señor se manifestó como el Dios de toda gracia, y como lo expresa el Salmo: “¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?”. Merecíamos la condenación eterna pero Él decidió redimirnos reconciliándonos con Él, lo cual garantizó visitándonos en la persona de Jesucristo. Varios pasajes conocidos nos afirman esta verdad. Por tal razón, tenemos que vivir eternamente agradecidos a Dios porque siendo el Soberano de la creación, y a pesar de nuestros pecados, Él ha querido salvarnos.


En resumen, es posible ver la grandeza y soberanía de Dios a través de su creación, especialmente cuando observamos el universo, al hombre como ser creado y la redención de este por medio de Cristo a pesar de su caída en pecado.


martes, 21 de julio de 2020

Salmo 3: “El Dios protector”





David comienza este Salmo presentando una queja ante Dios por la cantidad de enemigos que en pocos días se levantaron contra él para destruirle (Sal.3:1-2). Esta poesía surge en el contexto de la huida de David delante de su hijo Absalón, quien motivado por el rencor guardado en su corazón se revela contra su padre tratando de dividirle y quitarle el reino. Estos tétricos planes prosperaron tanto que llegó el día cuando efectivamente David, con unos pocos hombres, tuvo que salir huyendo de su hijo.

 El salmista expresa: “¡…cuanto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra mí”. Es interesante que dentro de estos enemigos se hallaban hombres que habían sido hasta ese momento fieles a Dios y al rey, pero fueron confundidos y arrastrados por la corriente de la división. A tal punto llegó la situación que Absalón y sus miles de seguidores estaban convencidos de que había llegado el final de David, pero no estaban teniendo en cuenta que el Dios que prueba nuestros corazones, no dará su aprobación a métodos tan perversos y diabólicos contra sus hijos. Por el contrario, Dios siempre protegerá la vida de sus hijos en medio de todos los peligros de este mundo. Esto nos lleva a afirmar el siguiente principio: Podemos vivir con la seguridad de que la protección de Dios está siempre sobre sus hijos. En este Salmo David nos da varias razones que confirman esta verdad:


Dios siempre protege a sus hijos porque es nuestra defensa (Sal.3:3)

 “…tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí”. David, como hombre experimentando en lo concerniente al mundo militar de la época, conocía perfectamente que el escudo era una de las armas de defensa más antiguas de la historia, el cual llegó a ser un símbolo de protección y seguridad. Dios mismo comparó su protección con un escudo (Gn.15:1; Dt.33:26-29). Es interesante que los escudos se llevaban en el brazo izquierdo sujetos del codo por medio de una correa, y con ellos se protegía de manera especial el corazón. Cuando vemos a David huyendo de delante de Absalón su hijo, y sufriendo la traición de muchos de sus hombres cercanos, podemos admirarnos de cada una de sus actitudes y palabras, pues reflejan a un hombre con un corazón protegido porque no guardó odio ni rencor contra nadie. Debemos recordar que aunque nos esforcemos por mantener una apariencia de que todo anda bien, si nuestro corazón está guardando algo que no agrada a Dios, no podremos ocultarlo de sus ojos (1S.16:7; 1Cr.28:9; 29:17). Además, las cosas malas guardadas en el corazón nos contaminan haciéndonos mucho daño y a todos los que nos rodean. Por lo tanto, clamemos al Señor para que sea nuestro escudo protegiendo nuestros corazones.

 “mi gloria”. David, al ser el rey de Israel había disfrutado por muchos años toda la gloria y esplendor humano que los monarcas en la antigüedad poseían (riquezas, autoridad, poderío militar, muchas personas sirviéndole y mucho más); Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos perdió absolutamente todo. En medio de esta crisis expresó a Dios “eres mi gloria”. Toda la gloria humana es efímera, temporal y vana, solamente Dios permanece para siempre. David experimentó en carne propia que cuando perdemos todas las cosas humanas, incluso nuestras amistades, siempre quedará Dios como una roca inconmovible. Después agregó: “El que levanta mi cabeza”. Cuando David salió huyendo iba completamente avergonzado pues su propio hijo había provocado aquella crisis nacional (2S.15:30). A pesar de esto fue a la cumbre del monte a rendir adoración a Dios (2S.15:32). Entonces, como resultado de buscar a Dios profundamente, Él respondió quitando la vergüenza, levantando su cabeza y dándole las fuerzas para enfrentar aquel momento tan difícil.   


Dios siempre protege a sus hijos porque responde a nuestro clamor (Sal.3:4)

 Cuando David llegó a la cumbre del monte para clamar a Dios, tenía todas las de perder humanamente hablando, pero a pesar de todo Dios respondió su clamor y comenzó en un proceso a cambiar la historia hasta permitirle el triunfo final. Sin duda alguna, responder a  nuestro clamor cuando estamos perdidos es una manera muy clara en que Dios muestra su cuidado y protección sobre sus hijos. Hoy hay millones de personas que están clamando por ayuda y protección, la gente se siente vacía, sin rumbo, solas, sin apoyo y sin fuerzas para seguir luchando, pero lamentablemente no reciben respuesta alguna por estar clamando a otros dioses que nada pueden hacer por el hombre. Sin embargo, quienes se han decidido como David a clamar al Dios creador, sustentador y salvador de la humanidad, reciben respuestas claras y oportunas.


Dios siempre protege a sus hijos porque es nuestra paz (Sal.3:5-6) 

 ¿Hemos perdido el sueño alguna vez por causa de nuestras preocupaciones? Me atrevo a asegurar que no en pocas ocasiones.  Con gran frecuencia escuchamos a las personas quejarse de insomnio, y aunque este es un problema que puede ser causado por padecimientos como diabetes, tiroides hiperactiva, trastornos digestivos, exceso de cafeína, entre otras,  el 75% de las veces se debe a causas psicológicas como ansiedad, estrés, temores y toda clase de preocupaciones. La realidad es que nosotros a menudo nos desvelamos por causas relativamente pequeñas, comparado con lo que estaba viviendo este destacado personaje bíblico. ¿Podemos imaginar por un momento como David pudo conciliar el sueño en esos días? El estaba consciente que había miles de soldados buscando su vida para barrerlo de la faz de la tierra. El sabía que en medio de la noche o al otro día podía ser su final y a pesar de esto afirma que “no temeré a diez millares de gente, que pusiere sitio contra mí”, por lo tanto, “me acosté, dormí y desperté”. Después aclara en una sencilla frase la causa de su valor en medio de la dura prueba: “porque Jehová me sustentaba”. Es posible tener esa clase especial de paz en medio de las tormentas, cuando tenemos la misma convicción de que nuestro Dios siempre protegerá con su poder y amor la vida de sus hijos.


Dios siempre protege a sus hijos porque pelea nuestras batallas (Sal.3:7)

 Este era un principio conocido en medio del pueblo de Israel (Éx.14:14; 2Cr.20:15-17). Esto fue lo que sucedió en el caso de David al confiar en el Dios protector. A tal punto intervino el Señor que dice la historia bíblica literalmente: “y la batalla se extendió por todo el país; y fueron más los que destruyó el bosque aquel día que los que destruyó la espada”. Tanto la historia bíblica como estos 20 siglos de cristianismo nos confirman que Dios pelea nuestras batallas de una forma u otra.

 

En resumen, podemos vivir con la seguridad de que la protección de Dios está siempre sobre sus hijos.


domingo, 19 de julio de 2020

Salmo 1: “El Dios perfectamente justo”





La historia de la humanidad está llena de ejemplos que demuestran cuan imperfecta es la justicia del ser humano. Seguramente usted ha conocido sucesos de la vida real donde la injusticia ocupo su lugar al condenar a inocentes o absorber a culpables. Estos actos injustos no sólo ocurren a nivel de los tribunales humanos, sino que también pueden verse en pequeños detalles del diario vivir.   

 Contrario a esta triste realidad, nosotros tenemos la gran bendición de confiar en un Dios cuya justicia es perfecta. Nunca deberíamos dudar de su justicia aún cuando no siempre podamos comprender su manera de obrar. Por esa razón, podemos afirmar con toda seguridad que: La manera en que Dios obra en la vida del ser humano, demuestra que su justicia es perfecta. En tal sentido, en el Salmo uno podemos encontrar al menos tres razones que confirman esta verdad:


La justicia de Dios es perfecta porque bendice a quien decide vivir en integridad (Sal.1:1)

Esto queda demostrado desde la primera palabra de esta poesía hebrea: “bienaventurado”, la cual significa “tres veces feliz, felicísimo, satisfecho y bajo la bendición de Dios” (el término en hebreo se encuentra en plural, por lo que la bendición de Dios se trata de un conjunto de beneficios). En otras palabras, ningún ser humano puede considerarse bienaventurado fuera o lejos de Dios. El pasaje continúa afirmando que es bienaventurado aquel varón que decide vivir en integridad en toda su proyección pública. Específicamente menciona tres acciones que dependen de nuestra decisión:


El que ha decidido no andar en consejo de malos” 

El primer consejero malo en la historia fue el propio Satanás, quien indujo a la mujer a desobedecer a Dios. Otros malos consejeros en la historia bíblica fueron: Balaam (Nm.31:16), los jóvenes que aconsejaron a Roboam como debía gobernar al pueblo (1Ry.12:10-11), la esposa de Job (Job.2:9), entre otros. La realidad es que podemos saber que estamos en presencia de un mal consejero cuando sus consejos proceden de la “sabiduría carnal, animal y diabólica”, en lugar de la sabiduría de Dios. También cuando la intención de sus consejos es desviarnos de obedecer la Palabra de Dios. Generalmente, estos nos hablaran con palabras dulces y suaves, pero llenas de veneno mortal al incitando a participar en acciones contrarias al amor de Dios como la rebeldía, la desconfianza de unos contra otros, las divisiones y cosas semejantes. Por lo tanto, es menester decidir vivir en integridad no andando en consejo de malos, sino en la obediencia a las enseñanzas de Dios.


“El que ha decidido no estar en camino de pecadores”

La expresión no hace referencia a un hombre perfecto que jamás cae en algún pecado, sino que en el original dice: “no hacer causa común con los pecadores”. Es decir, que es una falta grave de integridad moral y espiritual mantenerse haciendo causa común, viviendo o compartiendo cada día el pecado de aquellos hombres impíos que no han conocido a Dios. Sin duda, el Señor en su perfecta justicia bendecirá la vida de aquellos que abandonan el camino de los pecadores, aunque todavía estemos luchando con nuestra débil naturaleza.


“El que ha decidido no sentarse en silla de escarnecedores”

 Esta frase alude a los que sínicamente hacen burlas despiadadas de los que andan en el camino de la integridad. Por cierto, como hijos de Dios no tenemos justificación alguna para sentarnos ni por un momento en la silla de los burladores. Recuerde que Dios bendecirá a sus hijos fieles que aman y respetan a su prójimo.


La justicia de Dios es perfecta porque bendice a quien decide vivir en gozosa obediencia a su Palabra (Sal.1:2)

Generalmente, manifestar integridad en la vida pública se debe en gran medida a nuestra práctica privada de hacer de la Palabra de Dios nuestra delicia, meditando en ella de de día y de noche. Es preciosa la ilustración que usa el salmista para hablar de los resultado en la vida del que se deleita en la Palabra de Dios, haciendo la siguiente comparación: “Será como árbol plantado”. En los desérticos y calurosos países orientales la vejetación sufre muchísimo, solamente están vigorosos aquellos árboles que crecen a la orilla de un río. Lo interesante es que el original dice “árbol tranplantado”, pues la idea es que Dios respondiendo a nuestra decisión de ser fieles a Él, nos trasplanta del desierto seco y árido en que estábamos a una vida de vigor espiritual, alimentándonos cada día con las aguas frescas de su Palabra. La realidad es que vivir cerca del Señor es vigor y prosperidad espiritual para nuestras vidas. Por eso dice “da su fruto en su tiempo (buenos y oportunos resultados), y su hoja no cae (estabilidad en todos los ordenes), y todo lo que hace prosperará (avance, progreso, crecimiento)”.   

 

La justicia de Dios es perfecta porque no permite el triunfo final de los malos (Sal.1:4-6)

Ahora el salmista compara la vida de los hombres injustos como “el tamo que arrebata el viento”. La ilustración fue tomada del proceso de recogida de las cosechas de cereales. Se llevaba todo el fruto recogido en el campo a un lugar alto donde había una buena brisa, para sacudir el producto, pues el grano bueno caía nuevamente, pero el tamo o paja era llevada por el viento. Al comparar esto con la vida de los malos está diciendo al menos dos cosas (1) Que la vida lejos de Dios, en nuestras maldades tiene muy poco o casi ningún valor. (2) Que la misma es totalmente insegura, por lo que será arrastrada por los vientos de las duras pruebas. Por lo tanto, Dios que es perfectamente justo no permitirá que los malos se levanten en el juicio (muchos estudiosos coinciden en que se refiere al juicio final) o sea, que podrán hoy hacer cierto daño y aparentemente avanzar pero un día recibirán su castigo final (al menos que haya un genuino arrepentimiento). “ni los pecadores en la congregación de los justos”. Aunque también es una referencia al juicio final donde todos los hijos de Dios formarán la gran congregación. Porque Jehová conoce el camino de los justos; mas la senda de los malos perecerá”.


En resumen, la manera en que Dios obra en la vida del ser humano, demuestra que su justicia es perfecta.


domingo, 12 de julio de 2020

Esperando con paciencia en el Señor




Salmo 40:1-3.

 En los primeros versículos del Salmo cuarenta encontramos a un hombre agradecido por haber recibido muchas bendiciones. Estas llegaron a su vida una tras otra de manera escalonada, lo cual nos recuerda que el Señor siempre está obrando en la vida de sus hijos. Esta es una verdad definitiva aun cuando por el fuego de las pruebas que atravesamos no podemos percibirlo.

 Es interesante notar que aunque no menciona una situación específica, deja ver entre líneas que todos estos beneficios vinieron después de un período de pruebas difíciles que David tuvo que atravesar. También es bueno destacar que el autor presenta su espera paciente en Jehová, como punto de partida para que Dios comenzará a obrar de esa forma.

 En la primera frase que expone el salmista podemos encontrar varias enseñanzas para nuestra vida cristiana: (1) “Pacientemente espere a Jehová”. David consideró que su gran necesidad debía traerla delante del único ser digno de toda confianza, porque sabía que el amor perfecto e incondicional de su Señor nunca falla. (2) “Pacientemente esperé a Jehová”. Esto demuestra que David confiaba plenamente en su Dios, por lo cual podía esperar con paciencia la respuesta segura de Él. (3) “Pacientemente esperé a Jehová”. Muchas veces tendremos que esperar algún tiempo para ver la respuesta de Dios, pues esta no siempre llega cuando nosotros queremos sino cuando Él sabe que es mejor. Todo lo anterior nos lleva a afirmar el siguiente principio: Es necesario esperar con paciencia en el Señor para recibir sus bendiciones en el tiempo adecuando. Esta verdad se debe al menos a tres razones:  

 

1. Porque nuestra paciencia atrae la atención de Dios sobre nuestra necesidad 

El Salmo expresa: “Se inclinó a mí”. En esta frase hay un antropomorfismo como recurso literario (describir a Dios figuradamente con características humanas en busca de un mejor entendimiento de la divinidad). Es decir, que el autor describe a Dios como sentado literalmente en un trono e inclinándose a la tierra ante el clamor de uno de sus hijos. Esta actitud de inclinarse hacia delante en su trono, representa el interés y el cuidado de Dios sobre nuestras vidas. Después continúa diciendo: “Y oyó mi clamor”, lo cual implica que no escuchó un simple sonido de una voz lejana, sino que presto atención al contenido de lo que David estaba pidiendo. “Oyó mi clamor” nos dice que también presto atención a la forma en que David pedía en profunda humillación delante de su presencia. O sea, que estaba oyendo su petición pero también la actitud con que la hacía.

 

2.Porque la paciencia lleva a nuestro Dios a obrar en un proceso a favor de nosotros 

Pozo de la desesperación, lodo cenagoso”, está haciendo referencia a dos características de un mismo lugar y usándolo de manera figurada para trasmitir una enseñanza.  En el idioma hebreo original dice: “pozo que brama o retumba”, dándonos la idea de un lugar donde hay mucho ruido, aullidos, gritos y un sonido fuerte por el viento. Un lugar donde producto a esto, aunque grites y pidas auxilio ningún ser humano puede escucharte. Solamente Dios puede escucharnos donde quiera que estemos y sacarnos del más insondable abismo.

El lenguaje figurado continúa planteando “lodo cenagoso”, haciendo ver que en el fondo del pozo profundo se encuentra una especie de fango o arena movediza, en la cual mientras más tiempo permaneces sobre ella más te hundes, y de igual manera si intentas salir sin ayuda de nadie por tus propios esfuerzos.

Una vez que Dios le saco del pozo profundo y del lodo cenagoso, el salmista exclamó: “Puso mis pies sobre peña”. Cuando uno espera con paciencia en el Señor y Él comienza a obrar, nos lleva a una convicción muy profunda de su presencia. Esta expresión contrasta con la anterior al hablarnos de seguridad y firmeza. Todo parece indicar que con la misma idea en la mente el salmista expresó en otra ocasión: “Llévame a la roca que es más alta que yo…” (Sal.61:2).   

Después el Señor puso en David: “Cántico nuevo y alabanzas”. La realidad es que el Señor siempre que nos saca de las grandes pruebas nos llena de gozo, gratitud y esperanza.

 

3.Porque la paciencia es un buen testimonio a los que nos ven vivir

Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová”. Aquellos que nos rodean serán impactados espiritualmente cuando vean como hemos esperado con paciencia a pesar de todas las pruebas difíciles que atravesamos. Este impacto será aún mayor cuando vean que Dios premió la paciencia obrando a nuestro favor, haciéndonos vencedor sobre las dificultades y colmándonos de hermosas bendiciones.

 

Para disfrutar las bendiciones en el tiempo adecuado es necesario esperar con paciencia en el Señor.



sábado, 4 de julio de 2020

Armas espirituales para mantener la pureza de vida





Los cristianos estamos inmersos en una gran lucha espiritual contra los enemigos de Dios y de la pureza del cristiano. Esta peligrosa batalla no podemos ganarla si no hacemos uso de las armas que el Señor nos ha provisto para tal fin. En 2 Corintios 10:4 leemos: “las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas…”. También en Romanos 13:12 nos dice: “La noche está avanzada y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de luz”. 

Esta verdad nos lleva a afirmar que: cada cristiano está llamado a usar las armas espirituales para mantener la pureza de vida.  ¿Cuáles son Las armas para mantener la pureza de vida? En el pasaje de Efesios 6:10-20 el apóstol Pablo presente lo que él llama la armadura de Dios, en el cual hace una comparación entre las diferentes partes de la armadura de un soldado romano de su época y aquellas armas espirituales que debemos usar los cristianos para triunfar con una vida de pureza. Veamos estas armas:

 

La primera arma: una vida íntegra


“Ceñidos vuestros lomos con la verdad”

Las vestiduras en la antigüedad quedaban sueltas alrededor del cuerpo. Por tal razón, cuando un soldado iba a comenzar a ponerse toda su armadura tenía que ajustar la misma por medio de un cinturón, para tener la libertad de movimiento que necesitaba, de otra manera la ropa iba moviéndose como un péndulo de un lugar a otro y esto era un obstáculo en la batalla.

 Con esta comparación el apóstol Pablo nos está diciendo que debemos ajustar nuestras vidas con y a la verdad. Porque no es posible que la verdad de Dios (sus enseñanzas y principios) esté en nuestra mente, pero nuestras acciones vayan en otra dirección. Esto sería llevar una doble vida faltando a la sinceridad y honestidad que debe caracterizar a un hijo de Dios.


“Vestidos con la coraza de justicia”

Era una pieza que cubría la zona del pecho y el abdomen. Pablo está haciendo referencia a vivir y mostrar una vida de rectitud moral y espiritual. Sin dudas, una vida íntegra es un arma de defensa poderosa contra los ataques del enemigo a la pureza. La palabra íntegro significa “de una sola pieza” (ser completo, transparente, de una sola palabra), lo cual es contrario a la doble moral común de nuestro contexto.         

 

La segunda arma: una vida de servicio


“Calzado los pies con el apresto del evangelio de la paz”

Los soldados usaban unas sandalias que estaban preparadas para pisar en terrenos difíciles y mantener el equilibrio. Ponerse las sandalias con el “apresto del evangelio de la paz”, sugiere la disposición que debemos manifestar a salir con las buenas nuevas invadiendo el terreno del enemigo con este mensaje.

 Esto se considera un arma, pues aunque es cierto que una vida de servicio a Dios y al prójimo (especialmente llevando el evangelio), no nos garantiza automáticamente el triunfo en esta guerra espiritual, también es una realidad el refrán que dice: “una mente ociosa es el mejor taller del diablo”.

 

La tercera arma: Una vida de fe


“Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”

 En el original griego dice “Por encima de todo ponte el escudo de la fe”. Un escudo que cubra todas las partes de la armadura y el cuerpo del soldado. Porque no se está refiriendo a un escudo pequeño y redondo que ellos usaban para pelear, si no a uno grande rectangular, que llevaban los guerreros fuertemente armados, que medía aproximadamente 1 metro y 20 centímetro de largo y 75 cm de ancho. Eran construidos con 2 capas de madera pegadas entre sí y preparados de tal manera que cuando le lanzaban flechas incendiarias, estas se hundían en la madera y se apagaban automáticamente.

 Ahora bien, este escudo es comparado a la fe que debemos tener en nuestro Dios, en medio de todas las tentaciones del diablo para hacernos caer y perder la pureza. Satanás intentará debilitarnos con dardos de fuego para hacernos dudar del amor, la gracia y la misericordia de Dios sobre nuestras vidas (pondrá pensamientos tales como que “ya Dios no me ama” “no responde a mis oraciones” “se ha olvidado de mí”, etc.). También intentará hacernos dudar del poder y la presencia del Señor con nosotros a pesar de todas las dificultades. Todos estos son dardos de fuego para que dudes, te debilites y quedes expuesto a sus ataques, para que cedas con facilidad a sus trampas. Mantener firme la fe en Dios y su Palabra es un arma poderosa para continuar disfrutando de una vida de pureza. 

 

La cuarta arma: Una vida de esperanza eterna


“El yelmo de la Salvación”

El yelmo era el casco de hierro y bronce que los soldados tenían que usar para proteger sus cabezas. Esta sin duda era la parte más vulnerable del cuerpo y una herida en ella podía ser mortal. De la misma manera nuestra cabeza es una de las partes más vulnerables de nuestro ser, porque en ella se libran las grandes batallas de la mente. Cuando la mente es dominada por los pensamientos pecaminosos, ocurren dos cosas: (1) Como Cristo definió, darle lugar a los malos pensamientos es pecado en sí mismo. (2) Somos condicionados a actuar más tarde o más temprano de acuerdo a esos pensamientos impuros. Si queremos mantenernos en pureza de vida tenemos que proteger de manera especial nuestra mente, y para ello el arma es el “casco de la salvación” (1Ts.5:8). En otras palabras, vivir todo el tiempo teniendo en mente la esperanza de la vida eterna, vivir con un sentido de eternidad permanente. Grandes hombres de Dios, como el apóstol Pablo, hablaban y vivían esta verdad (2Co.4:16 al 5:2; 1P.1:3-5; Fil.1:21).

 

La quinta arma: una vida de obediencia a la Palabra de Dios


“Tomad la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios”

Esta es la única arma dentro de esta armadura, que es a la vez para defenderse y para atacar. El ejemplo clásico del uso de la Palabra como un arma para defenderse y a la vez contraatacar al enemigo espiritual, fueron las respuestas de Cristo a Satanás cuando vino a tentarle en el desierto. Tres veces Cristo respondió a Satanás “escrito está”, y el diablo tuvo que irse derrotado. Alguien dijo: “Nunca podremos ganar la batalla espiritual sin el libro de Dios”.


La sexta arma: una vida de oración  


“Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”

La oración en este pasaje no es comparada con ninguna parte de la armadura del soldado, pero esto no significa que no sea vital e imprescindible para ganar la batalla espiritual y mantenernos con una vida de pureza. Algunos comentaristas bíblicos comparan la oración en este pasaje con la atmósfera en que se mueve el soldado, es como el oxígeno, si faltara caeríamos derrotados.

 Aquí se destacan lo que llamamos “los 4 todos de la oración en Efesios 6:18”: “Orando en todo tiempo”, “orando con toda oración y súplica en el Espíritu”, “orando con toda perseverancia”, “orando por todos los santos (los cristianos)”.

 Algo curioso es que para la espalda del soldado no hay absolutamente nada, solamente para el frente, lo cual indica que en esta guerra espiritual dar la espalda o virarse atrás no es una opción, pues quien se rinda y trate de volver al lugar de donde Dios le sacó queda expuesto a caer en manos del enemigo.


En resumen, para mantener la pureza de vida cada cristiano está llamado a usar las armas espirituales.