domingo, 12 de julio de 2020

Esperando con paciencia en el Señor




Salmo 40:1-3.

 En los primeros versículos del Salmo cuarenta encontramos a un hombre agradecido por haber recibido muchas bendiciones. Estas llegaron a su vida una tras otra de manera escalonada, lo cual nos recuerda que el Señor siempre está obrando en la vida de sus hijos. Esta es una verdad definitiva aun cuando por el fuego de las pruebas que atravesamos no podemos percibirlo.

 Es interesante notar que aunque no menciona una situación específica, deja ver entre líneas que todos estos beneficios vinieron después de un período de pruebas difíciles que David tuvo que atravesar. También es bueno destacar que el autor presenta su espera paciente en Jehová, como punto de partida para que Dios comenzará a obrar de esa forma.

 En la primera frase que expone el salmista podemos encontrar varias enseñanzas para nuestra vida cristiana: (1) “Pacientemente espere a Jehová”. David consideró que su gran necesidad debía traerla delante del único ser digno de toda confianza, porque sabía que el amor perfecto e incondicional de su Señor nunca falla. (2) “Pacientemente esperé a Jehová”. Esto demuestra que David confiaba plenamente en su Dios, por lo cual podía esperar con paciencia la respuesta segura de Él. (3) “Pacientemente esperé a Jehová”. Muchas veces tendremos que esperar algún tiempo para ver la respuesta de Dios, pues esta no siempre llega cuando nosotros queremos sino cuando Él sabe que es mejor. Todo lo anterior nos lleva a afirmar el siguiente principio: Es necesario esperar con paciencia en el Señor para recibir sus bendiciones en el tiempo adecuando. Esta verdad se debe al menos a tres razones:  

 

1. Porque nuestra paciencia atrae la atención de Dios sobre nuestra necesidad 

El Salmo expresa: “Se inclinó a mí”. En esta frase hay un antropomorfismo como recurso literario (describir a Dios figuradamente con características humanas en busca de un mejor entendimiento de la divinidad). Es decir, que el autor describe a Dios como sentado literalmente en un trono e inclinándose a la tierra ante el clamor de uno de sus hijos. Esta actitud de inclinarse hacia delante en su trono, representa el interés y el cuidado de Dios sobre nuestras vidas. Después continúa diciendo: “Y oyó mi clamor”, lo cual implica que no escuchó un simple sonido de una voz lejana, sino que presto atención al contenido de lo que David estaba pidiendo. “Oyó mi clamor” nos dice que también presto atención a la forma en que David pedía en profunda humillación delante de su presencia. O sea, que estaba oyendo su petición pero también la actitud con que la hacía.

 

2.Porque la paciencia lleva a nuestro Dios a obrar en un proceso a favor de nosotros 

Pozo de la desesperación, lodo cenagoso”, está haciendo referencia a dos características de un mismo lugar y usándolo de manera figurada para trasmitir una enseñanza.  En el idioma hebreo original dice: “pozo que brama o retumba”, dándonos la idea de un lugar donde hay mucho ruido, aullidos, gritos y un sonido fuerte por el viento. Un lugar donde producto a esto, aunque grites y pidas auxilio ningún ser humano puede escucharte. Solamente Dios puede escucharnos donde quiera que estemos y sacarnos del más insondable abismo.

El lenguaje figurado continúa planteando “lodo cenagoso”, haciendo ver que en el fondo del pozo profundo se encuentra una especie de fango o arena movediza, en la cual mientras más tiempo permaneces sobre ella más te hundes, y de igual manera si intentas salir sin ayuda de nadie por tus propios esfuerzos.

Una vez que Dios le saco del pozo profundo y del lodo cenagoso, el salmista exclamó: “Puso mis pies sobre peña”. Cuando uno espera con paciencia en el Señor y Él comienza a obrar, nos lleva a una convicción muy profunda de su presencia. Esta expresión contrasta con la anterior al hablarnos de seguridad y firmeza. Todo parece indicar que con la misma idea en la mente el salmista expresó en otra ocasión: “Llévame a la roca que es más alta que yo…” (Sal.61:2).   

Después el Señor puso en David: “Cántico nuevo y alabanzas”. La realidad es que el Señor siempre que nos saca de las grandes pruebas nos llena de gozo, gratitud y esperanza.

 

3.Porque la paciencia es un buen testimonio a los que nos ven vivir

Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová”. Aquellos que nos rodean serán impactados espiritualmente cuando vean como hemos esperado con paciencia a pesar de todas las pruebas difíciles que atravesamos. Este impacto será aún mayor cuando vean que Dios premió la paciencia obrando a nuestro favor, haciéndonos vencedor sobre las dificultades y colmándonos de hermosas bendiciones.

 

Para disfrutar las bendiciones en el tiempo adecuado es necesario esperar con paciencia en el Señor.



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