domingo, 19 de julio de 2020

Salmo 1: “El Dios perfectamente justo”





La historia de la humanidad está llena de ejemplos que demuestran cuan imperfecta es la justicia del ser humano. Seguramente usted ha conocido sucesos de la vida real donde la injusticia ocupo su lugar al condenar a inocentes o absorber a culpables. Estos actos injustos no sólo ocurren a nivel de los tribunales humanos, sino que también pueden verse en pequeños detalles del diario vivir.   

 Contrario a esta triste realidad, nosotros tenemos la gran bendición de confiar en un Dios cuya justicia es perfecta. Nunca deberíamos dudar de su justicia aún cuando no siempre podamos comprender su manera de obrar. Por esa razón, podemos afirmar con toda seguridad que: La manera en que Dios obra en la vida del ser humano, demuestra que su justicia es perfecta. En tal sentido, en el Salmo uno podemos encontrar al menos tres razones que confirman esta verdad:


La justicia de Dios es perfecta porque bendice a quien decide vivir en integridad (Sal.1:1)

Esto queda demostrado desde la primera palabra de esta poesía hebrea: “bienaventurado”, la cual significa “tres veces feliz, felicísimo, satisfecho y bajo la bendición de Dios” (el término en hebreo se encuentra en plural, por lo que la bendición de Dios se trata de un conjunto de beneficios). En otras palabras, ningún ser humano puede considerarse bienaventurado fuera o lejos de Dios. El pasaje continúa afirmando que es bienaventurado aquel varón que decide vivir en integridad en toda su proyección pública. Específicamente menciona tres acciones que dependen de nuestra decisión:


El que ha decidido no andar en consejo de malos” 

El primer consejero malo en la historia fue el propio Satanás, quien indujo a la mujer a desobedecer a Dios. Otros malos consejeros en la historia bíblica fueron: Balaam (Nm.31:16), los jóvenes que aconsejaron a Roboam como debía gobernar al pueblo (1Ry.12:10-11), la esposa de Job (Job.2:9), entre otros. La realidad es que podemos saber que estamos en presencia de un mal consejero cuando sus consejos proceden de la “sabiduría carnal, animal y diabólica”, en lugar de la sabiduría de Dios. También cuando la intención de sus consejos es desviarnos de obedecer la Palabra de Dios. Generalmente, estos nos hablaran con palabras dulces y suaves, pero llenas de veneno mortal al incitando a participar en acciones contrarias al amor de Dios como la rebeldía, la desconfianza de unos contra otros, las divisiones y cosas semejantes. Por lo tanto, es menester decidir vivir en integridad no andando en consejo de malos, sino en la obediencia a las enseñanzas de Dios.


“El que ha decidido no estar en camino de pecadores”

La expresión no hace referencia a un hombre perfecto que jamás cae en algún pecado, sino que en el original dice: “no hacer causa común con los pecadores”. Es decir, que es una falta grave de integridad moral y espiritual mantenerse haciendo causa común, viviendo o compartiendo cada día el pecado de aquellos hombres impíos que no han conocido a Dios. Sin duda, el Señor en su perfecta justicia bendecirá la vida de aquellos que abandonan el camino de los pecadores, aunque todavía estemos luchando con nuestra débil naturaleza.


“El que ha decidido no sentarse en silla de escarnecedores”

 Esta frase alude a los que sínicamente hacen burlas despiadadas de los que andan en el camino de la integridad. Por cierto, como hijos de Dios no tenemos justificación alguna para sentarnos ni por un momento en la silla de los burladores. Recuerde que Dios bendecirá a sus hijos fieles que aman y respetan a su prójimo.


La justicia de Dios es perfecta porque bendice a quien decide vivir en gozosa obediencia a su Palabra (Sal.1:2)

Generalmente, manifestar integridad en la vida pública se debe en gran medida a nuestra práctica privada de hacer de la Palabra de Dios nuestra delicia, meditando en ella de de día y de noche. Es preciosa la ilustración que usa el salmista para hablar de los resultado en la vida del que se deleita en la Palabra de Dios, haciendo la siguiente comparación: “Será como árbol plantado”. En los desérticos y calurosos países orientales la vejetación sufre muchísimo, solamente están vigorosos aquellos árboles que crecen a la orilla de un río. Lo interesante es que el original dice “árbol tranplantado”, pues la idea es que Dios respondiendo a nuestra decisión de ser fieles a Él, nos trasplanta del desierto seco y árido en que estábamos a una vida de vigor espiritual, alimentándonos cada día con las aguas frescas de su Palabra. La realidad es que vivir cerca del Señor es vigor y prosperidad espiritual para nuestras vidas. Por eso dice “da su fruto en su tiempo (buenos y oportunos resultados), y su hoja no cae (estabilidad en todos los ordenes), y todo lo que hace prosperará (avance, progreso, crecimiento)”.   

 

La justicia de Dios es perfecta porque no permite el triunfo final de los malos (Sal.1:4-6)

Ahora el salmista compara la vida de los hombres injustos como “el tamo que arrebata el viento”. La ilustración fue tomada del proceso de recogida de las cosechas de cereales. Se llevaba todo el fruto recogido en el campo a un lugar alto donde había una buena brisa, para sacudir el producto, pues el grano bueno caía nuevamente, pero el tamo o paja era llevada por el viento. Al comparar esto con la vida de los malos está diciendo al menos dos cosas (1) Que la vida lejos de Dios, en nuestras maldades tiene muy poco o casi ningún valor. (2) Que la misma es totalmente insegura, por lo que será arrastrada por los vientos de las duras pruebas. Por lo tanto, Dios que es perfectamente justo no permitirá que los malos se levanten en el juicio (muchos estudiosos coinciden en que se refiere al juicio final) o sea, que podrán hoy hacer cierto daño y aparentemente avanzar pero un día recibirán su castigo final (al menos que haya un genuino arrepentimiento). “ni los pecadores en la congregación de los justos”. Aunque también es una referencia al juicio final donde todos los hijos de Dios formarán la gran congregación. Porque Jehová conoce el camino de los justos; mas la senda de los malos perecerá”.


En resumen, la manera en que Dios obra en la vida del ser humano, demuestra que su justicia es perfecta.


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