miércoles, 23 de septiembre de 2020

Hacia el futuro de la mano de Dios



Lo porvenir es algo que siempre ha cautivado la mente humana. El ser humano siempre ha soñado con lo que aún no ha vivido y sus pensamientos vuelan en busca de nuevos horizontes. La ciencia ficción surge de la imaginación del hombre que se concibe dominando al mundo con sus grandes avances científicos y tecnológicos.

Ahora bien, todos estos sueños se empañan cuando nos detenemos a reflexionar seriamente en el crítico panorama mundial y el futuro sombrío que se avizora. Científicos, estadistas, filósofos y pensadores en general se preguntan ¿Qué sucederá en nuestro mundo en el futuro cercano? ¿Cómo solucionar la creciente ola de problemas que enfrentamos en todas las esferas? ¿Cómo frenar el aumento de la drogadicción, el alcoholismo, los divorcios, el abandono de los hijos, el desenfreno sexual, la violencia, el tráfico de personas, el narcotráfico, el terrorismo, entre muchos otros flagelos que destruyen a la humanidad? Ante lo cual no se divisan respuestas ni soluciones claras.

En medio de esta crisis generalizada, los cristianos tenemos la firme convicción de que solamente Dios conoce el futuro, puede librarnos de todo mal y darnos la victoria hasta el final. Por tal razón, afirmamos la siguiente verdad: El futuro tiene que enfrentarse de la mano de Dios para disfrutar la victoria final. Esto nos lleva a preguntarnos ¿Por qué el futuro tiene que enfrentarse de la mano de Dios para disfrutar la victoria final? A la luz de la historia bíblica podemos encontrar tres razones para afirmar esta verdad.


 

1.      Porque de la mano de Dios podemos prepararnos para el futuro difícil 

En muchas ocasiones en nuestra vida despertamos a la realidad de un futuro difícil de enfrentar. Ante este panorama sombrío nos parece que no vamos a poder con la carga de dificultades que se avecina. Esta avalancha de problemas que tenemos delante pudiera tratarse de una penosa enfermedad, la muerte de un ser querido, penuria económica, carencias, hambruna, conflictos bélicos, desastres naturales, degradación moral de quienes nos rodean, persecuciones por causa de nuestra fe, entre muchos otros males.

En la Biblia encontramos la historia de Noé (Gn.6-10) que ilustra lo que significa estar frente a un futuro difícil para la humanidad. La generación de los tiempos de Noé se degradó tanto que Dios decidió destruir al mundo antiguo por agua, no sin antes darla la oportunidad por varios años  para que se arrepintieran y cambiaron su modo de vida. Tristemente rechazaron esta oportunidad del Señor, cavando de esta forma su propia tumba para quedar de ejemplo a las futuras generaciones de que Dios es santo, santo, santo y no cohabita con la maldad del hombre.   

Lamentablemente en nuestros tiempos hay hombres y mujeres que hacen el futuro más difícil, porque viven rebeldes al mensaje del Señor para sus vidas. La realidad es que Dios no bendice a aquellos que prefieren vivir alejados de Él, sumidos en toda clase de pecados, dando rienda suelta a sus pasiones, alimentando constantemente su egoísmo y practicando todo género de idolatría. Sin dudas, a nuestra generación también le espera un futuro difícil como en los días de Noé.

¿Cuál es la posición de un cristiano frente a un futuro difícil?

Siguiendo con el ejemplo bíblico podemos ver que Noé caminó con Dios, del cual se dice que era perfecto en sus generaciones. La palabra “perfecto” en este contexto no significa “sin errores”, sino es una referencia a su sinceridad y madurez para obedecer la voluntad de Dios. En otras palabras, Noé enfrentó el futuro difícil de la mano del Señor, por lo cual disfrutó de la victoria final. Recordamos como obedeció construyendo el arca a pesar de las burlas e incomprensiones de sus semejantes, con lo cual pudo sobrevivir al diluvio junto a su familia y los animales que Dios le ordenó llevar.    

Ante el difícil futuro que se avecina para la humanidad, hoy podemos refugiarnos en nuestra arca que es el único y verdadero Dios, quién nos dará la victoria final por la eternidad.


  

2.      Porque de la mano de Dios podemos tener fe para el futuro incierto

A nuestra vida vendrán momentos de incertidumbre, estaremos en encrucijadas en las cuales sentiremos dudas en cuanto a continuar el camino. Estamos hablando de esas ocasiones en que la visión humana es insuficiente para saber cuál es la mejor decisión a tomar.

Podemos recordar la historia de Abraham, quién “salió sin saber a dónde iba” (He.11:8), pues camino por fe en obediencia a la orden de Dios. Dejó atrás su tierra, sus costumbres, sus comodidades para enfrentarse a un futuro incierto. Salió en busca de una tierra que jamás había visto, pero avanzó porque supo reconocer de quién venía la promesa. Tal era su relación con el Señor que llegó a ser llamado “amigo de Dios”.

Habrá momentos en nuestra vida que tendremos que emprender la marcha sin saber lo que ocurrirá. Lo importante es que siempre como Abraham esperemos la orden del Señor para partir, estar seguros de estar caminando en Su voluntad. Esto se logra por medio de una dependencia total de nuestro Dios, a tal punto que sigamos su dirección aunque no coincida con nuestros planes humanos.

¿Cuál es la postura de un cristiano frente a un futuro incierto?

Evidentemente, esperar siempre la respuesta de Dios y salir por fe a caminar en la dirección que nos indique.


 

3.      Porque de la mano de Dios podemos tener esperanza para el futuro desolador  

Más allá de los problemas que enfrentamos en el presente, y de las incertidumbres del futuro, tenemos la seguridad que de la mano de Dios podremos salir vencedores. Esta seguridad crece aún más cuando recordamos que para el cristiano el final de esta vida presente es solamente una vía para continuar hacia la eternidad con el Señor. Y si algo termina para nosotros con la muerte física es el sufrimiento y toda lágrima derramada que serán enjugadas cuando lleguemos a Su presencia.  

En el capítulo uno del libro de Josué encontramos un ejemplo clásico de esta gran verdad. El pueblo estaba a pocos días de poseer la tierra prometida que tanto habían anhelado, después de tantos años errando por el desierto. La tarea que tenían por delante era bastante difícil, pues tenían que conquistar la tierra. Ante este gran desafío Dios da palabras de aliento a Josué para que las trasmitiera al pueblo. “Esfuérzate y se valiente”, es quizás la frase más conocida de aquellas palabras de ánimo. El futuro sin dudas era desolador, pero el Señor les llena de fe y esperanza, renovándole las fuerzas para la conquista. 

Mi querido hermano y hermana que llevas muchos años en el desierto de dificultades, y que ahora vislumbras un futuro desolador para el mundo donde nos tocó vivir, el Señor también te está diciendo “esfuérzate y se valiente” para caminar hacia el futuro porque “yo estaré contigo”. Él ha prometido “no te dejaré, ni te desampararé” en ningún lugar y bajo ninguna circunstancia. No permitas que el desierto que hoy atraviesas, ni el futuro sombrío que se avizora, apague el fuego que Dios puso en tu vida desde que conociste a Cristo.

En resumen, el futuro tiene que enfrentarse de la mano de Dios para disfrutar la victoria final.

Termino con un fragmento del antiguo y precioso himno:

 

Nada sé sobre el futuro

Desconozco lo que habrá

Es probable que las nubes

Mi luz venga a opacar

 

Nada sé sobre el futuro

Desconozco lo que habrá

Más un dulce amigo tengo

Que mi mano sostendrá


Nos gustaría que nos dejara un comentario, pues quisiéramos continuar creciendo junto a usted en la vida cristiana.


No hay comentarios:

Publicar un comentario