miércoles, 29 de enero de 2020

Viviendo la Palabra de Dios para nuestro crecimiento espiritual




En el pasaje de Santiago 1:19-25 es presentado otro factor imprescindible para el crecimiento hacia la madurez espiritual. Este comienza diciendo: “Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse”. La expresión “pronto para oír”, en el contexto de este versículo, tiene que ver con la disposición a escuchar la voz de Dios por medio de su Palabra, guiándonos para saber cómo reaccionar o responder ante cada situación difícil de la vida. Sin embargo, la tendencia más común producto de nuestra inmadurez, es a reaccionar con ira y palabras ofensivas que causan heridas a nuestros semejantes.

El pasaje también aclara que cuando no escuchamos la Palabra de Dios, sino que reaccionamos carnalmente, el Señor no va a obrar a nuestro favor.

Después el versículo veintiuno expresa: “Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia recibid con mansedumbre la Palabra implantada” (en el griego original dice: la Palabra sembrada en el corazón). Es decir, que la Biblia es el medio de crecimiento que el Señor nos ha dado para escuchar su voz, controlar nuestra ira y nuestros labios, desechar la inmundicia y las maldades de nuestros corazones.

Ahora bien, el gran problema que Santiago le señala a sus destinatarios es el hecho de ser “oidores olvidadizos”, en lugar de “hacedores de la Palabra”. El autor afirma que conocer la Palabra, pero no vivirla es un auto-engaño. Contrario a esto, en el versículo veinticinco habla de la persona que es obediente a la misma, diciendo: “éste será bienaventurado en lo que hace”.

Por todo lo anterior podemos afirmar: Es imprescindible vivir la Palabra de Dios para nuestro crecimiento espiritual. Y para una mejor compresión de esta verdad debemos contestar la siguiente pregunta:

¿Por qué es imprescindible vivir la Palabra de Dios para nuestro crecimiento espiritual?


Porque es la Palabra de verdad (Stg.1:18)


En medio de un mundo sumido en las más densas tinieblas morales y espirituales, donde se proclaman tantas mentiras, falsas creencias y filosofías humanas, se levanta la Palabra de Dios como la verdad absoluta que muestra a los hombres el único camino de salvación: Jesucristo. (Jn.5:39). La Biblia es la Palabra de verdad, porque su propósito central es presentar a Jesucristo como el único camino, verdad y vida para llegar al Dios vivo y verdadero.


Porque es la Palabra eterna (Mt.24:35; 1P.1:23-25)


Un ejemplo vivo del carácter eterno de la Palabra de Dios, es la supervivencia de la misma al paso de los siglos a pesar de las tantas persecuciones y críticas a su texto,por parte de los incrédulos. El autor Josh McDowell en su libro “Evidencia que exige un Veredicto”, plantea lo siguiente: “Los incrédulos han estado refutando y atacando este libro, y sin embargo, en la actualidad permanece tan sólido como una roca. Su circulación aumenta, y es más amado y leído hoy que nunca antes…si este libro no hubiese sido el libro de Dios, hace tiempo que los hombres lo hubieran destruido. Los emperadores y papas, reyes y sacerdotes, príncipes y gobernantes, todos ellos han probado su mano contra él; ellos mueren y el libro todavía vive”[1]


Porque es la Palabra espiritual y moralmente transformadora


Ningún libro en el mundo, por útil que sea, tiene el poder de transformar al hombre moral y espiritualmente como lo hace la Biblia.El Salmo 19:7-11 usa varias expresiones para hablar del poder transformador de la Escritura: “convierte el alma”, “hace sabio al sencillo”, “alegran el corazón”, “alumbran los ojos” y “permanece para siempre”. También en el Nuevo Testamento se hace referencia a esta cualidad, al expresar en Hebreos 4:12: “Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”.

En 2 Timoteo 3:16-17 podemos entender mejor la relación que existe entre las enseñanzas de la Biblia y la transformación de nuestras vidas. El pasaje nos dice que la Palabra de Dios es útil para: (1) Enseñar. Aquí el término que se usa tiene que ver con enseñarnos la doctrina que viene de Dios.(2) Redargüir. Significa “convencer, amonestar, reprender, señalar la falta en que estamos incurriendo, abrirnos los ojos”. (3) Corregir. Es decir, que la Biblia no sólo nos muestra nuestros pecados, sino nos muestra el camino para enderezar el rumbo. (4) Instruir en justicia. Esta expresión significa en el contexto que la Palabra “nos enseña a vivir una vida justa, limpia y correcta”. Nos muestra cómo vivir sus enseñanzas en la vida cotidiana.

En conclusión, ya que es imprescindible vivir la Palabra de Dios para nuestro crecimiento espiritual, aprovechemos bien el tiempo leyendo, meditando, escudriñando y aplicando sus enseñanzas a nuestra vida diaria. 


[1]Josh McDowell. Evidencia que exige un veredicto (Miami, FL: Editorial Vida, 1982): 23.

martes, 21 de enero de 2020

Crecimiento espiritual por medio de la sabiduría




Cuando nos visitan las aflicciones de la vida, usualmente no sabemos cómo actuar ni qué decisiones tomar. A pesar de conocer las enseñanzas de la Palabra de Dios, no estamos seguros de cómo aplicarlas a nuestro problema específico. Por esa razón, Santiago al hablar de las pruebas,introduce este tema exclamando: “Si alguno tiene falta de sabiduría” (Stg.1:5). Es decir, si no sabes cómo enfrentar a esos gigantes de la vida que te sumergen en lo más profundo del sufrimiento, es una señal innegable de que necesitas crecer en la sabiduría.

El comentarista bíblico William McDonald presenta la siguiente definición: “la sabiduría es la aplicación práctica de las enseñanzas de nuestro Señor a las situaciones diarias de la vida”.[1]

Es muy importante entender que existe una gran diferencia entre conocimiento y sabiduría. El autor Warren W. Wiersbe expuso: “La sabiduría es el uso correcto del conocimiento. Conocemos a personas brillantes en el campo de la educación, pero que no saben hacer las decisiones más sencillas…algunos pueden usar magistralmente la computadora, pero no pueden manejar sus propias vidas”.[2]

Es importante destacar que existen muchos criterios sobre la sabiduría que son contrarios a lo que las Escrituras enseñan al respecto.Por lo tanto, es vital buscar la verdadera sabiduría para crecer en la vida cristiana. Esta afirmación nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Cuál es la verdadera sabiduría?Santiago nos presenta un contraste entre la falsa y la verdadera sabiduría:


La falsa sabiduría


En los pasajes de 1 Corintios 2:1-5 y 3:18-20, el apóstol Pablo le llamó “sabiduría humana y de este mundo”, y se refirió a la misma como “insensatez para con Dios”. El ser humano lejos de Dios se cree a sí mismo muy sabio, pero la realidad demuestra lo contrario. La Palabra de Dios expresa: “¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del necio que de él(Pr.26:12).

Santiago atribuye la falsa sabiduría a tres fuentes contrarias a Dios (Stg.3:15): (1) “Terrenal”. Es decir, de este mundo pasajero o transitorio (1Jn.2:15-17). (2) “Animal”. O sea, la naturaleza carnal o caída del hombre. El ser humano sin Dios no puede entender lo espiritual, pues sus pensamientos están guiados por su pecaminosidad (1Co.2:14). (3) “diabólica”. El diablo confunde los pensamientos de aquellos que viven separados del Señor, para que hablen toda clase de perversidades y criterios contrarios a las enseñanzas de la Palabra de Dios.

Seguidamente el pasaje de Santiago 3:13-16 presenta las consecuencias de abrazar la falsa sabiduría: (1) “Celos amargos”. En el original griego los términos empleados indican “fanatismo profano que se niega a reconciliarse con los demás”. Los celos amargos provienen del egoísmo, la competencia malsana y la desunión. (2) “Contención”.Se refiere a un espíritu de rivalidad sediciosa, que se deleita maliciosamente en el triunfo de un grupo sobre otro. (3) “Jactancia”.  Es común encontrar entre los no cristianos actitudes jactanciosas por diversos motivos, las cuales son alimentadas por la sabiduría humana. (4) “Mentiras contra la verdad”.A la sabiduría humana no le conviene que se proclame la verdad porque queda expuesta públicamente su falsedad.
  

La verdadera sabiduría


Santiago le llama la “sabiduría de lo alto (Stg.3:17). Otros pasajes como Proverbios 2:6-7 y 1 Corintios 2:6-8, también afirman que el origen de la verdadera sabiduría es Dios mismo. Esto implica que tenemos que buscar vehementemente a Dios, si queremos obtener verdadera sabiduría. Esta es la idea de Proverbios 1:7 al plantear: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová”.

Volviendo al pasaje de Santiago recordamos que dice:“Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche…”. El término “sin reproche” nos dice que nuestro Señor no se incomoda cuando vamos a Él una y otra vez a pedirle sabiduría en oración.

Ahora bien, debido a la procedencia divina de la verdadera sabiduría, los resultados que ella produce son completamente buenos. El pasaje de Santiago 3:17 menciona algunos de estos resultados: (1) “Mansedumbre”.Esta no es debilidad sino la fuerza bajo el control. La palabra griega que se emplea es la que se usaba para describir a “un caballo que ha sido domado”. La sabiduría es el uso correcto del conocimiento y la mansedumbre es el uso correcto del poder. (2) “Pura”.La sabiduría de Dios siempre conduce a una vida de santidad, mientras que la sabiduría humana a una vida de pecado y rebelión.(3) “Pacífica”.La verdadera sabiduría procura intencionalmente la reconciliación, el amor y la paz. (4) “Amable”.Es practicar la cortesía y el buen trato con los demás, evitando los pleitos sin sacrificar la verdad de Dios. (5)“Benigna”.La benignidad tiene que ver con los buenos sentimientos en nuestro corazón para con los demás. Es una persona piadosa que busca siempre pensar bien de otros.(6) “Llena de misericordia”.Término compuesto de palabras que juntas pueden entenderse como “descender nuestro corazón a la miseria humana”.Otros resultados que menciona el pasaje son “llena de buenos frutos” y “sin incertidumbres, ni hipocresía”.

Sin dudas, es vital buscar la verdadera sabiduría para crecer en la vida cristiana.

Quiero terminar con la exhortación de Proverbios 4:7: 


Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría”



[1]William MacDonald. Comentario al Nuevo Testamento (Terrassa, Barcelona: Editorial CLIE, 1995): 1220.
[2] Warren W. Wiersbe. Maduros en Cristo (Sebring, Florida: Editorial Bautista Independiente, 2003): 22.

viernes, 10 de enero de 2020

Crecimiento espiritual por medio de la fe




En el pasaje de Santiago 1:2-8 se nos recuerda que pedir con fe, es la condición indispensable para recibir la sabiduría que necesitamos a la hora de enfrentar las pruebas. Este tema es de tal importancia, que nuestro Señor Jesucristo hizo énfasis sobre el mismo en sus enseñanzas (Mt.17:20; 21:21-22).

Ahora bien, el texto bíblico nos dice “…pida con fe, no dudando nada”. El Nuevo Comentario Bíblico de la Casa Bautista de Publicaciones, plantea: “La duda no es el acto de no creer, ni tampoco el escepticismo filosófico, la característica de la duda es una división interna. El que duda a la vez afirma y niega, el que duda se aferra a las promesas, y a la vez está convencido de que no se cumplirán”.[1] Inmediatamente, el autor arroja luz sobre esta enseñanza por medio de una peculiar ilustración. Es decir, compara al hombre que duda del poder de Dios para
responder a su oración, con una ola en el mar que el viento arrastra de un lugar a otro. Es interesante observar el movimiento ascendente y descendente de una ola; en ocasiones se encuentra en su punto más alto llamado “cresta”, y en fracciones de segundos, en su punto más bajo llamado “valle”. De la misma manera cuando pedimos a Dios dudando, perdemos la serenidad, la paz y el equilibrio emocional. En su lugar, nos visita el desespero, la impaciencia y la ansiedad.  

También el pasaje afirma que cuando no tenemos fe al pedir algo a Dios (en este caso la sabiduría), esto trae consecuencia. La más inmediata de todas la expresa diciendo: “no piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor”. Por todo lo anterior, es necesario cultivar la fe en las circunstancias difíciles para el crecimiento hacia la madurez espiritual. Esto se debe a que la fe es la base que sostiene otras virtudes cristianas necesarias para nuestro crecimiento espiritual. ¿Cuáles son algunas de estas virtudes? Veamos:


La fe permite mantener la esperanza en medio de las pruebas


Todos los días se oye a muchas personas decir: “ya perdí las esperanzas”. La realidad es que vivimos en un mundo desesperanzado como consecuencia de no depositar la fe en el Dios vivo y verdadero.

La fe es la base sobre la cual se construye la verdadera esperanza. Recordamos al rey David, quien ante sus tantas aflicciones decidió cultivar su fe en Dios, y por tal razón, podía mantener la esperanza a pesar de todo (Sal.39:7; 40:1-2; 91:2). Por el contrario, es lamentable que el pueblo de Israel tantas veces dejara de confiar en Jehová, poniendo su esperanza en otras cosas y pagando duramente las consecuencias que acarrea este pecado (Is.30:1-3; 31:1).


La fe permite mantener el valor y la firmeza en medio de las pruebas


Cuando nos falla la fe en nuestro Dios en medio de las pruebas, inmediatamente nuestro corazón comienza a ser inundado de flaquezas y temor. Pedro experimentó esta verdad en varios eventos junto a Jesús: cuando Jesús calmó la tempestad (Mr.4:35-41), cuando Jesús caminó sobre las aguas (Mt.14:22-33) y en Lucas 22:31-32, cuando horas antes de ir a la cruz, Jesús le anuncia a Pedro su negación.

Otro ejemplo clásico en la antigüedad, lo encontramos en la impresionante historia de la nación de Israel en su salida de Egipto. De repente se encontraron con el Mar Rojo delante y el ejército de los egipcios detrás, por lo cual “temieron en gran manera” y comenzaron a proferir toda clase de quejas. Ante la falta de valor y firmeza del pueblo, Moisés trata de alentarles, exclamando:

“No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos(Ex.14:13-14).

El evangelista Billy Sunday solía decir: “El temor tocó a mi puerta. La fe respondió…y nadie replicó”.


La fe permite mantener la resistencia al sufrimiento en medio de las pruebas


Una tendencia común cuando arrecian las pruebas es a abandonar la lucha. Esta tendencia la manifestamos muchas veces buscando vías de escape, en lugar de aferrarnos de todo corazón a Dios hasta que Él nos saque de la tribulación. La resistencia en medio de las luchas es difícil pero totalmente necesaria. Alguien dijo: “Seguir la senda de la menor resistencia es lo que hace que los hombres y los ríos se tuerzan”.

En Hebreos 11:24-27, encontramos un resumen de la vida de Moisés desde la perspectiva de su fe. Él pudo evitarse muchísimos sufrimientos, teniendo la posibilidad de ser hijo adoptivo de la hija de Faraón y gozar de todos los deleites que en el contexto del palacio real existían. Sin embargo, prefirió enfrentar todas las pruebas y resistir los sufrimientos, junto a su pueblo de origen, porque tenía su mirada en el galardón de Dios.


La fe permite mantener una clara visión espiritual en medio de las pruebas


A través de toda la Biblia podemos comprobar como Dios, al llamar a sus siervos a una tarea específica, les mostraba una visión espiritual que debían alcanzar hacia el futuro. Para poder lograr la misma, debían mantener su fe en el Dios que les llamó, pues las pruebas en el camino intentarían desviar sus miradas en otras direcciones. Si descuidaban su fe, se afectaba su crecimiento en pro de la dirección de Dios. Al pasearnos por la Galería de la fe de Hebreos11, encontramos hombres y mujeres de Dios, que habiendo recibido una clara visión de Él, mantuvieron el enfoque en su llamado a pesar de las muchas pruebas que debieron vivir.

En resumen, es necesario cultivar la fe en las circunstancias difíciles porque la misma sostiene nuestra esperanza, valor, firmeza, resistencia al sufrimiento y una clara visión espiritual. Estas virtudes son esenciales para el crecimiento hacia la madurez espiritual.





[1]Guthrie, D., J. A. Motyer, A. M. Stibbs y D. J. Wiseman, eds.Nuevo Comentario Bíblico (El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones, 1996): 908.

viernes, 3 de enero de 2020

Crecimiento espiritual por medio de las pruebas





Cuando el acero es sometido al fuego a altas temperaturas, aumenta su dureza y resistencia. Este principio de la metalurgia, ilustra una verdad espiritual en la vida de los hijos de Dios. En otras palabras, las pruebas que enfrentamos son un medio para nuestro crecimiento espiritual como cristianos.

Notemos las siguientes palabras en la carta de Santiago: “Hermanos míos, tenéis por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas”(Stg.1:2)Las enseñanzas de la Biblia, y la experiencia de cada hijo de Dios, nos recuerdan que la vida cristiana no es un lecho de rosas, sino una puerta estrecha y un camino angosto donde encontraremos diversas pruebas. Estas pueden ser de naturaleza espiritual, emocional, relacional, físico, económico, entre otros.Jesucristo expresó:“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Jn.16:33).También podemos considerar las palabras del apóstol Pedro al escribir a los creyentes bajo el fuego de la persecución:

“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese…” (1P.4:12). “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistir firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo” (1P.5:8-9).

Ahora bien, las pruebas son necesarias en la vida de un hijo de Dios. El apóstol Pablo escribió: “es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hch.14:22). Por tal razón, ratificamos que las pruebas que enfrentamos son un medio para nuestro crecimiento espiritual como cristianos.

Para entender mejor este principio se impone responder la siguiente pregunta: ¿De qué manera las pruebas son un medio para el crecimiento espiritual del cristiano? Las mismas son un medio para tal fin de dos maneras:


Cuando se asume una actitud correcta frente a las pruebas


Lamentablemente, no siempre se asume una actitud correcta cuando enfrentamos pruebas. En tal sentido, hay diversas reacciones como la negación, la rebelión, el desánimo y el desenfoque.

Afortunadamente, muchos cristianos asumen una buena actitud cuando son visitados por las pruebas. En el pasaje de Santiago leemos: “Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas”. Cabe preguntarnos: ¿Es posible tener gozo cuando vienen las pruebas difíciles de la vida? La respuesta es positiva, cuando se tiene el concepto correcto del gozo a la luz de la Biblia, y cuando se mira a la misma teniendo en mente a nuestro Dios.

El significado del gozo en las Escrituras no es una simple alegría pasajera, pues de esa manera sería prácticamente imposible mantenerse gozosos en medio de la prueba. El propio Jesucristo expresó en el huerto de Getsemaní: “mi alma está muy triste, hasta la muerte…(Mt.26:38). Sin embargo, a pesar de dicha tristeza, se declara en Hebreos 12:2: “...por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz…”.

El “gozo”, fruto del Espíritu Santo, aunque puede contener una cuota de alegría, esta no es el aspecto esencial del mismo. La realidad es que el gozo es la seguridad total que tenemos en nuestro Dios, que suceda lo que suceda Él nos tiene en sus manos y siempre quiere lo mejor para nosotros, aunque estemos sufriendo grandes vicisitudes.Por esta razón, el profeta Habacuc pudo exclamar las preciosas palabras que podemos leer en Habacuc 3:17-19.
Por otra parte, puede el cristiano tener gozo en medio de las pruebas cuando puede ver las mismas a la luz de Dios. Es decir, tener la confianza de que Él nunca nos abandonará y nos dará finalmente la victoria sobre el sufrimiento(1P.5:7,10-11).También significa evaluar las pruebas a la luz de los grandes propósitos de Dios para nuestra vida terrenal y desde la perspectiva de la eternidad (2Co.4:15 al 5:1).

La otra manera en que las pruebas se convierten en un medio de crecimiento espiritual para el cristiano es:


Cuando se comprende el significado bíblico de las pruebas (Stg.1:2-3)


Santiago expone en este pasaje el significado de las pruebas en la vida cristiana, haciendo notar que las mismas producen paciencia y un carácter maduro.

La palabra paciencia en la Biblia, no significa resignación o aceptación pasiva de las circunstancias porque no nos queda otra alternativa. Se relaciona con permanecer firmes y fieles al Señor a pesar de todos los sufrimientos y dificultades. La misma es condición indispensable para dejar obrar a Dios en nuestra vida, moldeando nuestro carácter y cumpliendo su propósito en nosotros.

El apóstol Pablo también se gloriaba en las tribulaciones, pues estaba convencido que estas producen paciencia en la vida de los hijos de Dios (Ro.5:3-5).

Por otra parte, la expresión: “para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”, nos recuerda que las pruebas producen un carácter maduro. El apóstol Pedro también abordó esta idea, al comparar el resultado de las pruebas en la vida del cristiano con el proceso para refinar el oro (1P.1:6-7).

Finalmente, en palabras del comentarista William McDonald:“Frente a las pruebas ¡No nos rebelemos! ¡No desfallezcamos! ¡Regocijémonos! Estos problemas no son enemigos, viniendo a destruirte. Son amigos que han venido para ayudarte a desarrollar el carácter cristiano”.[1]


Que nuestro Dios en su misericordia nos ayude a asumir una actitud, y una comprensión correcta, frente a las pruebas como medio de crecimiento hacia la madurez espiritual.






[1] William MacDonald,Comentario al Nuevo Testamento (Terrassa Barcelona, España: Editorial CLIE, 1995): 1219.