martes, 26 de enero de 2021

Preparados para defender la fe


  

 

 1 Pedro 3:14-15

 

El apóstol Pedro vuelve a mencionar el tema del sufrimiento por causa de la justicia, el cual aborda recurrentemente en su carta porque sus destinatarios estaban padeciendo persecución por la fe en Cristo. Curiosamente llama bienaventurado a quienes estaban sometidos a dichas injusticias. Este término puede traducirse de diversas maneras como “tres veces feliz”, “felicísimo”, “felicitados por Dios” (aprobados por Dios), pues no estaban padeciendo a consecuencia de sus pecados, sino por hacer la voluntad de Dios y el bien a todos a su alrededor.    

Ahora bien, la aprobación de Dios por la disposición a sufrir por la causa de Cristo no significa que Él se regocija en vernos padecer injusticias. Por tal razón, el pasaje bíblico continúa dándonos varios consejos para defendernos de manera apropiada ante aquellos que cuestionan nuestra fe y/o nos persiguen injustamente.

Esto nos lleva a afirmar el siguiente principio: Es necesario estar siempre preparados para defender nuestra fe de una manera correcta. ¿Cómo podemos prepararnos para defender  nuestra fe? En esta porción bíblica encontramos varios consejos que nos ayudan a mantenernos preparados en pro de defender nuestra fe: 

 

1.     Nos preparamos para defender nuestra fe no amedrentándonos

El versículo catorce nos dice: “no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis”. Amedrentar significa “infundir temor, atemorizar” y conturbar habla de “alterar, inquietar, intranquilizar el ánimo, desestabilizar”. Sin duda alguna, el diablo tratará de usar todas estas circunstancias para infundirnos temor y desestabilizarnos en todas las áreas de nuestra vida para que flaqueemos en nuestra fe y esperanza en el Señor. El objetivo es que quitemos la mirada de nuestro Dios, dejando de confiar y obedecerle en todo. Esto implicaría que dejemos de predicar el evangelio y de servir con los dones que el Espíritu Santo nos ha dado.

El enemigo usa muchas artimañas para lograr tan malvados propósitos que incluyen la coacción, el chantaje, el soborno, la presión, la persecución, la prohibición, la desinformación y el desánimo, entre otros. Sin embargo, el Señor en su Palabra nos exhorta constantemente a no dejarnos envolver ni vencer por estas cosas. Podemos recordar las trascendentales palabras de Dios a Josué al decirle “mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”. También podemos considerar otros textos como Isaías 41:10; 59:19 y Romanos 8:31, entre otros.  



2.     Nos preparamos para defender nuestra fe santificando a Dios

El autor continúa expresando: “sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones” (v.15). Esto significa reconocer al Dios santo, santo, santo no solamente como el dueño y rey del universo, sino el soberano de nuestra vida. En otras palabras, que todo lo que pensamos, decimos o hacemos esté dentro de su voluntad y sea para glorificar su nombre. Es reconocer que Él es el dueño de nuestro tiempo, talentos y bienes materiales, de nuestra familia, de todas nuestras acciones y aspiraciones.

La realidad es que cuando reconocemos a nuestro Dios de esa manera, contaremos con el respaldo celestial para presentar defensa de nuestra fe ante cualquiera que demande razón de la esperanza que hay en nosotros.  

 

 

3.     Nos preparamos para defender nuestra fe manteniendo una buena actitud

En la defensa de nuestra fe es tan importante el contenido del mensaje como la actitud con que lo hacemos. Por tal razón, el apóstol Pedro aclara: “estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia”. Esto implica que al defender nuestra fe nunca podemos ofender, ni agredir verbal o físicamente, ni alterarnos o gritar.

Ahora bien, para defender la fe siempre con una buena actitud de mansedumbre y respeto es necesario mantenernos conecta con el Señor por medio de la oración y la obediencia a su Palabra. Esto es lo que garantiza que no perdamos el control emocional cuando presentamos nuestra defensa en un medio hostil.    

 

 

4.     Nos preparamos para defender nuestra fe capacitándonos bíblicamente

Desde el primer siglo del cristianismo, pero en nuestros días más que nunca, pululan falsas doctrinas que confunden y arrastras a algunos cristianos tras el error. Por tal razón, encontramos un énfasis en el Nuevo Testamento a que defendamos la sana doctrina de la Palabra de Dios. Veamos los siguientes pasajes bíblicos:

 

“Como te rogué que te quedases en Éfeso, , cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputa más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora” (1Ti.1:3-4).

 

“…exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2Ti.4:2-4).

 

“Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de vuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Jud.3).

 

Los estudiosos y comentaristas bíblicos nos recuerdan que en el pasaje de Judas 3 “la fe” se refiere al cuerpo de doctrinas (enseñanzas) de Cristo y los apóstoles. Esto reafirma una vez más la importancia de defender con sabiduría, y una buena actitud, la fe que hemos recibido del Señor a través de la Santa Palabra.

 

En resumen, es necesario estar siempre preparados para defender nuestra fe de una manera correcta, lo cual incluye no amedrentarnos ante el enemigo, santificar a Dios en todo momento, defender con mansedumbre y respeto lo que creemos, y capacitándonos cada día en el conocimiento bíblico.

 

 

 


jueves, 21 de enero de 2021

Valores que no deben faltar en el cristiano


  

1 Pedro 3:8-11

Los cristianos somos criticados por nuestro énfasis al hablar del cielo o la eternidad junto a Dios, porque algunos interpretan que nuestra mente solamente está en el más allá y no tenemos nuestros pies sobre la tierra. Esto no es cierto, los verdaderos cristianos tratan de vivir cada día conforme a las muchísimas enseñanzas bíblicas dadas para guiar nuestro diario andar en este mundo.

La Palabra de Dios no sólo nos muestra la salvación eterna en Cristo, sino que nos guía a vivir de una manera justa y sobria conforme a los valores, deberes y principios de Dios para nosotros. Dicho sea de paso, los valores que Cristo nos enseñó son bien elevados por encima de las ruinas espirituales y morales que caracterizan a las personas que viven lejos de Él. Por tal razón, cuando los cristianos muestran estos valores en sus propias vidas producen un impacto espiritual en aquellos que les ven vivir.       

Por todo lo anterior podemos afirmar: Es imprescindible vivir los valores cristianos para impactar a la sociedad con el evangelio de Cristo. ¿Cuáles valores cristianos debemos vivir para impactar a la sociedad? En esta porción bíblica encontramos varios de estos valores que no deben faltar en nuestras vidas:

 

1.     El valor de la unidad

1 Pedro 3:8 comienza diciendo “finalmente”, equivale a decir “resumiendo” pues venía dando instrucciones específicas a los criados, las esposas y los esposos, pero ahora va a dar instrucciones o exhortaciones generales que son para todos los cristianos. En las mismas expone una serie de valores que no deben faltar en la vida de los hijos de Dios.

Primeramente expresa “sed todos de un mismo sentir”, lo cual no significa que todos tenemos que tener el mismo pensamiento y criterio en todas las cosas. Tal cosa sería “uniformidad” y no es exactamente lo que Dios pide a su iglesia. Lo que el Señor demanda es unidad espiritual, lo cual implica que a pesar de nuestras diferencias y diversidad de temperamentos, pensamientos y opiniones luchemos por vivir en estrecha comunión los unos con los otros.

Debemos procurar estar unidos en las cosas esenciales como la doctrina bíblica, la visión corporativa como iglesia, en el servicio conforme a los dones que el Espíritu Santo ha repartido a cada uno. Sería bueno repasar de tiempo en tiempo Efesios 4:3-6.  

(Ver más sobre la unidad en el siguiente enlace La Unidad de la Iglesia)

 

 

2.     El valor de la compasión

 “Compasivos”. Este término significa “sufrir con”, es sentir el dolor de mis hermanos como propio. Es sufrir con el que sufre y llorar con el que llora. Es procurar ponernos en el lugar de los demás para tratar de entender y sentir como ellos. Es estar donde se encuentra el dolor para llevar consuelo y apoyo.  

 

 

3.     El valor del amor fraternal

Amándonos fraternalmente”. El amor es presentado en la Biblia como el “vínculo perfecto”, lo cual es de vital importancia en la relación con nuestros hermanos en la fe. Es decir, para lograr una hermandad sincera tiene que primar el amor. Este es el vínculo perfecto que hace posible la buena comunicación. Es el que nos permite tolerar a los difíciles de soportar y el que cubre multitud de pecados. Es el que echa fuera el temor y nos permite reconocer que somos una familia unida a pesar de todas nuestras diferencias.   

 

 

4.     El valor de la misericordia

Misericordiosos”. La palabra “misericordia” viene de dos términos del originar griego: “miser”, que significa “miseria” y “cardio” que significa “corazón”. Puede entenderse como “descender el corazón a la miseria humana”. Es descender nuestro corazón a las miserias espirituales y materiales de quienes nos rodea para tenderles las manos de amor en sus necesidades, como mismo nuestro Dios misericordioso hace con nosotros.  

 

 

5.     El valor de la amistad

Amigables”. Este como un valor cristiano es la demostración práctica del amor que decimos sentir. La realidad es que podemos repetir muchas veces que amamos a nuestros hermanos, pero será muy difícil de creer si no nos mostramos amigables con ellos. Ser amigables es comportarse como un verdadero amigo y todos sabemos lo que esto significa. Este valor es lo contrario de ser implacables, legalistas, inmisericorde y fríos con nuestros hermanos en la fe. 

 

 

6.     El valor de una lengua controlada

El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal, y sus labios de hablar engaño” (1P3:10). Sin duda, controlar la lengua para usarla solamente glorificando a Dios y bendiciendo a nuestros hermanos en un gran valor de la vida cristiana. La Biblia presenta varios pecados que se comenten con una lengua descontrolada que no sigue la guía del Espíritu Santo como son el hablar engaños, el chisme, la calumnia, la murmuración, las palabras obscenas y ociosas.

El pasaje advierte claramente que el que quiere amar la vida y ver días buenos debe refrenar su lengua del mal y de hablar engaños.    

 

 

7.     El valor de hacer el bien

Apártese del mal, y haga el bien” (1P.3:11). Apartarse del mal es la acción más sabia que puede hacer una persona, porque persistir en la maldad siempre traerá lamentables consecuencias. Es totalmente incompatible con la vida cristiana permanecer haciendo el mal, pues esto es desobediencia y desagrada a nuestro Dios. Lo interesante de la frase es que no basta con apartarse del mal, sino que es imprescindible para los hijos de Dios dedicarse a hacer el bien. Esto es agradable a los ojos de Dios y un hermoso testimonio ante el mundo que nos ve vivir.  

 

 

8.     El valor de procurar la paz

Busque la paz, y sígala” (1P.3:11). Aquí se hace referencia a la paz interior que todo ser humano necesita. Buscar la paz es buscar a Cristo quién es el Principe de Paz. Cristo hizo énfasis en este aspecto al presentarse como nuestra paz y asegurarnos que nos dejaba su paz. Debemos notar también en el pasaje que no es solamente buscar la paz, sino que agrega “y sígala”. Estamos llamados a ser discípulos de Cristo que por definición implica no sólo recibirlo un día, sino seguirlo todos los días de nuestra vida.

 

En resumen, es imprescindible vivir los valores cristianos para impactar a la sociedad con el evangelio de Cristo. Entre estos se destacan la unidad, la compasión, el amor fraternal, la misericordia, la amistad, la lengua controlada, el hacer el bien y procurar la paz.